Capítulo 15 "Soy Peor"

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El reloj digital que adorna su muñeca izquierda marca casi las ocho de la noche. Lleva varias horas caminando de un sitio a otro de la ciudad. Le ha preguntado a más de veinte personas si han visto a Carlos o a Junior. Todos contestan que no o en todo caso dan una información de muy poca utilidad. Como ya ha caído la noche, Samael piensa que sería buena idea buscar pistas en un sitio donde Carlos es muy conocido: su burdel favorito.

Fuera del local hay muchas personas esperando pra entrar. Todos son hombres que sobrepasan los treinta años, o al menos, eso aparentan. Samael se dirige a la puerta. Hace caso omiso al orden en la fila y esta actitud genera miradas de rabia hacia su persona.
Un sujeto de piel bien muy oscura, un metro ochenta de altura y brazos como troncos de ébano le está delimitando el paso entre la aglomeración de sujetos sexualmente excitados y el interior del sitio.

Samael se posiciona delante de este tipo que impone pánico, con sus piernas al ancho de los hombros, sus brazos cruzados y una media sonrisa de complicidad. Sus miradas se cruzan de inmediato. Casi se puede decir que se desafían o que están a punto de partirce la cara a golpe. Sin embargo esro no sucede. El guardia y Samael sonríen de manera amplia. Luego se estrechan la mano.

—Samael, maldito cabrón, dame un abrazo.

El sujeto lo estrecha con fuerza durante unos pocos segundo y le palmea la espalda. Después de apartarse el castaño pregunta:

—¿Cómo has estado Big M.?

—Puedes verlo con tu propios ojos. Todos los días de la semana, de siete de la noche a cinco de mañana, tengo que controlar a este grupo de enfermos y obsesos sexuales.

Samael rie levemente.

—No finjas. Sé que te también te gusta  que te concientan.

—Por supuesto, aunque el placer solo lo dejo para las vacaciones. Pero ¿qué haces por aquí? Tú no eres el tipo hombre que paga por vaginas.

—Lo sabes bien B. M. Lo cierto es que ando buscando a...

En ese momento un tipo toca el hombro de Samael. Cuando el chico se voltea sus ojos encuentran la figura desagradable de un hombre gordo, sucio y apestoso.

"Pobre de la que tenga que fingir que disfruta el sexo con algo así de repulsivo" piensa Samael antes de que el hombre le hable por primera vez.

—¡Oye tú, mierdecilla! Ya estuvo bueno de estar en la entrada cotillando como viejas. ¡Dale para atrás que todos nosotros estábamos aquí antes que tú!—Le suelta en medio de una rabieta.

Los demás integrantes de la multitud lanzaron sus comentarios de apoyo pero a ninguno Samael le prestó la mínima atención.

Samael observa al líder de la denuncia de arriba a abajo y con total calma. Le sonríe sueco al cerdo que tiene delante antes de hablarle:

—¿Mierdecilla? No veo la necesidad de llámarme así. Hombre, no empecemos con las ofensas, eso es lo primero. Segundo: si te atreves a tocarme de nuevo voy a moverte de lugar todos los huesos del cráneo. Y esto es una promesa. Tercero: evite interrumpir a dos personas que están en medio de una conversación y si lo va a hacer que sea de un modo gentil. Tenga modales.

—Me tocan los puñeteros cojones los modales. ¡Fórmate y ya, imbécil!

Big M. se acerca al sujeto. Le coloca una de sus enormes manos en el hombro.

—Ya mi amigo te dijo que estábamos hablando, así que si no quieres que te reviente la cara te callas la puta boca. Además, no busques que memorice tu feo rostro porque no te voy a dejar entrar aquí en lo que te queda de vida. —B. M. se dirigió a la multitud—Eso también va con ustedes.

"Hijo del Diablo" [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora