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DISCLAMER: ¡YA ESTAMOS AQUÍ!!! ¡Con el ante ante penúltimo capítulo!!!! Y sabiendo (sabiendo yo, no vosotrxs) que en este capi habrá alguna cosa que os encantará y alguna que os desesperará y estoy deseando ver qué os parece. 😂😂😂 Igual me llamáis cruel, pero de verdad que lo digo con toda la emoción del mundo :P

Por cierto, ¡estamos a menos de 100 votos!!! ¿Lo conseguiremos para los tres últimos capis?? ¿Actualizaremos el final del fic del tirón??? 😱😱😱

Bueno, me callo y os dejo leer y espero que os guste millones, y que sepáis que me hace muchisisisisiisisima ilusión cuando os veo aún más emocionadxs que yo con el fic!!!! ¡Nos leemos! 🥰🥰

 .

No puede soportarlo. Ha aguantado lo indecible. Sin motivo para hacerlo. Sólo porque es un buen hombre. Y porque quiere concederle su espacio. Pero ya no logra reprimirse más. Quizás no debió dar buena cuenta de las dos últimas copas de ron. Pero quién podría culparle. Sentado frente a Emma, teniendo que soportar el vacío constante de su pareja, a pesar de sus múltiples intentos por hablar. A pesar de no merecerlo, ¡joder!

Sí, puede que por sus venas ahora circule tanto ron como sangre. Pero no se arrepiente. Ha esperado. Durante todo el día, ha esperado y esperado. No ha intentado buscarla, ha permitido que le dejase atrás, en esa maldita biblioteca, cuidando de Zelena y leyendo libros estúpidos. Ni siquiera ha intentado acercarse a ella por la tarde. Tampoco es que supiese dónde encontrarla... Pero podría haberle preguntado a Henry, mientras paseaba al atardecer con su joven enamorada. O a Snow y David mientras hablaban en el patio central bajo los últimos rayos de sol.

Pero no. Esperó. Y lo mínimo que se merecía a cambio es que Emma se hubiera dirigido a él en la cena. O que al menos le hubiese contestado más de dos palabras. Pero nada. Un gruñido y medio y ni una mirada. ¿Era acaso eso justo?

Él no había hecho nada. Nada, más que preocuparse por Emma y por su bienestar. ¿Acaso no era ese su derecho y su deber como novio? La magia de la Salvadora sumada al poder del oscuro era un absoluto descontrol y, sin sus cuidados, quién sabe de qué sería capaz. Pero ella no podía o no quería verlo.

Había intentado hablar con Emma al salir del comedor y le había lanzado encima a esa maniaca de Regina. ¿No hablaba con él, pero sí con esa maldita víbora? ¡Estaba harto! Ya estaba bien de ignorarle y no afrontar ese estúpido e inexplicable enfado. Esa noche pensaba hablar con ella y dormir de nuevo donde le correspondía, en el cuarto de la Salvadora.

La clarividencia le había venido tras los dos últimos tragos de ron que, amablemente, le habían servido en las cocinas de palacio. Y, aunque la noche ya estaba entrada y el silencioso castillo al completo parecía haberse ido a dormir, Hook no pensaba echarse atrás. No esta vez. Lucharía por su amor.

Alcanza a la puerta con paso firme, pero llama suavemente, con los nudillos, antes de susurrar el nombre de Emma. A pesar de su delicadeza, no escucha respuesta al otro lado. Quiere intentarlo una vez más, por si acaso ya está dormida, antes de abrir. Esta vez con un poco más de intensidad. Pero nada.

Al menos lo ha intentado.

Baja el pomo y empuja con el hombro, pero la puerta no cede. Está cerrada por dentro y con llave. Esto es el colmo. Se le acaban la paciencia y las buenas maneras. Alza la voz para repetir su nombre y pedirle que le deje entrar. Entre medias, sacude la puerta con el puño y sólo se detiene para escuchar.

Nada, silencio absoluto, Emma se está riendo de él.

Vuelve a golpear y a los dos segundos lo escucha. Una puerta se abre, pero no es la de la Salvadora.

Como un cuento de hadas (SWANQUEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora