Capítulo XXX

590 65 5
                                    

Diez años más tarde...

-Elisabeth y Daniel Swan Mills, ¡venid ahora mismo!- se escucha un grito enfurecido de una de sus madres desde el salón del trono, ellos palidecen notoriamente y a paso lento se dirigen a donde proviene la voz encontrándose con una Regina Mills enfadada y con los brazos en su cintura

-Hola mamá- saluda una niña de ojos azules y cabellos azabache, de piel pálida igual que su hermano gemelo, pero este tiene los ojos castaños y cabellos rubios dignas características de sus madres

-Hola mamá- ahora saluda el gemelo

-¿Cuántas veces os tengo dicho que si jugáis en el salón cuando terminéis recojáis vuestros juguetes?, les recuerdo que aquí puede venir cualquiera y tropezarse, y no queréis eso, ¿verdad?- sonríe ante esto último mientras arquea una ceja

-No mamá, perdónanos, nos despistamos porque queríamos ir ya a la cama, mami nos prometió que tú y ella nos iban a contar una historia diferente esta vez- se disculpa el niño mientras que con su hermana hacen lo que se les pidió

-Bueno, no pasa nada, venga, vamos a la cama- con un giro de muñeca coloca sus juguetes en sus sitios y toma las manos de los niños mientras van al dormitorio de la niña ya que ellos son casi inseparables incluso para ir a dormir debe de ser el uno al lado del otro a pesar de la edad y de tener cada uno su propio cuarto, ambos se acuestan y son arropados por sus madres

-¿Nos van a contar por fin la historia de cómo se conocieron?- pregunta la niña de ojos iguales a los de su madre Emma

-Si, ya creo que es la hora de que sepan cómo conocí a vuestra madre- entrelaza sus dedos con los de Regina

-Si, conoceréis cómo vuestra madre dragona y yo nos conocimos, ambas nos salvamos con lo más poderoso en este mundo-

-¿Y qué es?-

-El amor, no es una historia que empiece muy bien pero después ya verán que sí lo es-

Ambas comienzan a relatarle a sus hijos su historia, obviamente, omitiendo algunas cosas para que no se asusten o no piensen cosas raras.

-Y así es cómo logramos obtener toda la felicidad y paz que tenemos ahora- terminan de relatar

-¿Y cómo pudieron tenernos?, se supone que dos mujeres no pueden- pregunta Daniel confundido

-Eso fue gracias a que sois fruto del amor verdadero que tenemos vuestra madre y yo-

-¿Cómo tú lo eres de los abuelos?- dice con ilusión Elisabeth

-Si, lo mismo era yo-

-Ahora entendemos varias cosas, y la historia de nuestras mamas es muy bonita, ¿verdad Dani?- dice mirando a su gemelo

-Si Eli y son las mejores madres del mundo- ambos niños se tiran sobre sus madres y empiezan a jugar a las cosquillas hasta que finalmente los dos se quedan dormidos y ambas se van a sus cuartos a descansar

-Nunca imaginé tener todo lo que tengo ahora y no cambiaría nada de lo que hice-dice Emma mirando al horizonte

-Ni yo tampoco, no cambiaría absolutamente nada- besa su mejilla

-¿Vamos a volar un rato?-

-Juntas...-

Fin

Nuestra maldiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora