Moonlight - MarkSung (01)

Dos

Jisung

—No voy a salir con un alfa aleatorio que ni siquiera conoces, Felix. ¿Estás bromeando? —Me quité las gafas y usé mi camisa para limpiar la mancha que actualmente nublaba la lente derecha. Felix estaba estirado hacia atrás sobre mi sofá, con las piernas cubriendo artísticamente la espalda mientras su cabeza colgaba del borde de los cojines. Supongo que a Felix le gustaba mirar el mundo al revés. O la cabeza se le precipitaba. De cualquier manera, no me pareció nada cómodo.

—Ugh. ¡Felix le prometió a los alfas que traería a Jisung! ¡Jisung le debe a Felix por ayudar a tirar mil millones y una bolas de chocolate el pasado fin de semana! Jisung prometió que Felix podría nombrar cualquier favor que Felix quisiera a cambio. Felix está pidiendo el favor de vuelta. Además, ¡Mark es totalmente caliente! Felix nunca trataría de enganchar al pequeño Jisung con un tonto alfa.

Felix se estremeció ante la idea de citarse con un alfa poco atractivo. Por supuesto, eso es solo porque si lo hiciera, entonces tendría que mirarlo cuando saliéramos. O, diosa no lo quiera, ¿y si la gente posiblemente pensara que él era el que tenía el alfa feroz en su brazo?

Me senté en mi silla, recogiendo ociosamente un hilo suelto en el lateral de mis jeans.

—No tengo una elección real en esto, ¿verdad? Me estás arrastrando por completo en esta cita, incluso si tienes que chantajearme para hacerlo. ¿Estoy en lo cierto? Quiero decir, debería hacerlo porque los dos sabemos que de todos modos ganarás al final.

Con una fluidez suave que nunca tendría, Felix levantó las piernas y se giró para sentarme.

—Felix se siente aliviado de que Jisung finalmente haya visto la luz. Ahora veamos qué se puede juntar en un atuendo aceptable de ese armario aterrador que hay allí. ¡Felix no tiene grandes esperanzas! Aún así, Felix lo intentará.

Puse los ojos en blanco mientras Felix se ponía de pie y cruzaba la pequeña habitación hasta mi habitación. Encendió la luz y fue a ayudarse a sí mismo a mi armario. Desde mi punto de vista, podía verlo fácilmente mientras estaba parado allí hojeando mi armario y murmurando para sí mismo. Cuando la ropa comenzó a volar sobre su hombro de cualquier manera y amontonándose dondequiera que aterrizaran, decidí que ya era suficiente.

Con un ligero suspiro, me levanté y caminé cansadamente hacia mi habitación.

—Felix, ¿realmente tenemos que tirar todo al suelo y a la cama? Tenía toda mi ropa clasificada por color y separada de acuerdo a la temporada. ¡Ahora tengo un lío para recoger!

Felix volvió la cabeza, mirándome con desdén mientras agitaba una mano negligente en dirección a mi armario abandonado.

—Felix no considera que esos trapos sean dignos de ser llamados ropa. Olvídate de reorganizarlos, simplemente colócalos en el incinerador. ¡No te atrevas a tratar de donarlos tampoco! Los pobres tienen suficiente de qué preocuparse sin vestirse como trols gitanos miopes en la parte superior.

Solté una bocanada de aire indignado.

—Las palabras me fallan, Lix. No puedo creerlo a veces. Seriamente. ¿Y exactamente dónde se supone que debo permitirme este gran guardarropa nuevo que crees que necesito?

Felix miró hacia mí. En realidad parecía un poco culpable. Vi como sus pálidas mejillas se sonrojaban rojas para hacer juego con su cabello.

—Felix no pensó en los problemas monetarios de Jisung. Felix lo siente ¡Pero buenas noticias! Felix encontró un atuendo no completamente objetable para que Jisung se pusiera.

Me entregó un par de jeans ajustados negros que no había usado desde el día que los compré. Los había usado el tiempo suficiente para decidir que la moda no valía tener mis partes pellizcadas en una prensa de mezclilla todo el día. Después de los jeans, arrojó una camiseta de manga corta y una camisa, ambas color blanco y una chaqueta de color negro.

—¡Lix! ¡Esa camisa es de la escuela secundaria! En serio, es como una reliquia de mis afortunadamente cortos días góticos. No puedo usar eso.

—Jisung se verá apetecible en este outfit. Quítate esos pantalones. Felix necesita ver si encajarán en la burbuja de Jisung.

Puse los ojos en blanco pero solo seguí las órdenes de Felix. Realmente fue más rápido ya que terminaría cediendo más tarde de todos modos.

—Y para que conste —le dije mientras me ponía los pantalones apretados sobre los muslos— Solo había 350 bolas de dulce que necesitaban rodar. Y ofrecí pagarte, así que no pienses que vas a salir con chantaje otra vez después de esta noche.

Después de poner los pantalones, metí cuidadosamente mi basura antes de levantar la cremallera. Estaban ajustados, pero no tanto como recordaba. Huh. Supongo que todas las largas horas de pie en la cocina me habían ayudado. O eso, o era por el poco apetito que había tenido últimamente. Primero fue el dolor de la muerte de mi padre y luego el estrés de descubrir que su lujoso estilo de vida había sido fuertemente hipotecado.

No. Esta noche no iba a preocuparme por perder la casa de la familia o cómo iba a mantener a Sweet Ballz en el negocio si la Tía G's Candy Shoppe no retrocedía pronto. Nop. Esta noche iba a salir con Felix y estos dos alfas que él había conseguido para nosotros, y me iba a divertir para variar. Estaba a punto de preguntarle a Felix sus nombres otra vez cuando sonó su teléfono.

Mientras Felix contestaba el teléfono, señaló un par de tenis blancos y un poco desgastados. Asentí con la cabeza y los agarré con un par de calcetines negros. Terminé de vestirme y fui a peinarme mientras Felix terminaba su llamada. Por el fuerte coqueteo, supuse que era el alfa con el que había hecho la cita esta noche.

Con un suave suspiro, me preparé mentalmente para esta cita. Solo tenía que ser agradable el tiempo suficiente para tomar una copa. Una vez que Felix desapareciera con su cita, podría excusarme y volver a casa para terminar la nueva novela de Lee Minhyung que había descargado esta mañana. Sabía por experiencia que Felix definitivamente despegaría. A menos que este alfa sea más interesante que el libro, planeo estar en casa lo suficientemente temprano para una noche completa de lectura.

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