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JISUNG
Me desperté en la mañana de Navidad, y sonreí al ver a Mark extendido a mi lado. Con la decisión de que necesitaba un especial de Navidad, me moví hacia abajo debajo de las sábanas y tome su pene desnudo en la mano antes de lamer la carne hipersensible debajo. Él creció con fuerza en mi mano mientras me burlaba de él con la lengua. Aflojé mi mandíbula y lo lleve profundamente en mi boca, chupando más duro con cada sacudida de la cabeza. Una gran mano bajó y se apoyo en mi cabello, mientras Mark dejaba escapar un gemido.
Sonriendo, tarareé en la parte posterior de la garganta mientras chupaba. Su maldición ahogada era todo el estímulo que necesitaba. Rodé sus bolas con mi mano libre, mientras que utilicé la otra para acariciar su pene en ritmo con mi chupar. En muy poco tiempo, sus bolas comenzaron a apretarse en mi mano mientras sus caderas se sacudieron de forma errática en mi contra.
Me tragué hasta la última gota que inundó mi boca, saboreando el sabor de él antes de lamer limpio y arrastrarme hasta darle un beso por la mañana. Me arrodillé sobre él, con las manos apoyadas en ambos lados de la cabeza.
Él me miró con una amplia sonrisa y ojos brillantes.
—Buenos días, bebé. Eso fue un infierno de una llamada a despertar.
Sonreí hacia él y me agache para darle un beso.
—Buenos días mi amor. Feliz Navidad.
Estábamos en medio beso cuando Mark fácilmente me dio la vuelta sobre mi espalda, tomando el control de la situación. Sus labios nunca dejaron los míos mientras su mano recorría mi cuerpo. Me acarició la panza un par de veces, antes de moverse hacia abajo para agarrar mi pene. Estaba tan excitado por la mamada que le acababa de dar que solo le dio unos rápidos golpes con su firme agarre antes de que estuviera disparando sobre mi vientre.
Mark rompió nuestro beso, y se volvió. Pasó la lengua para limpiarme. Cada. Única. Gota.
—Maldición, Mark. No sabía que eras un alfa tan sucio. —Dije en broma. Él se levantó y me besó de nuevo.
Después de pasar una porción de mi propio néctar a mí con su lengua, se echó hacia atrás y me sonrió.
—Sí, pero te gusta mi sucio culo alfa. ¿Verdad? —Sus ojos buscaron los míos, como si estuviera buscando una respuesta.
Sonreí con amor hacia él, pero me sonrojé cuando dije en voz baja:
—Sí. Sin duda alguna.
Parecía conseguir lo que buscaba con eso porque sus ojos se iluminaron. Él saltó y se puso junto a la cama, sosteniendo una mano hacia mí.
—Vamos, muchacho sucio. Vamos a conseguir limpiarnos antes de que Felix y Jeno lleguen.
Gemí, pensando en toda la cocina que aún tenía que hacer. Y también me pregunté cómo iba a decir a Mark que había invitado a Sungchan y su hermano mayor a unirse a nosotros para la cena también. Sonreí para mí mientras seguía a Mark en la ducha.
