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MARK
Me quedé mirando al médico en consternación, incapaz de dar sentido a las palabras que él decía. Por suerte, Felix llegó volando en ese momento. Gracias que había tenido la presencia de ánimo que lo llame cuando ansiosamente seguí la ambulancia al hospital.
—¿Qué pasa con Jisung? —Felix cortó directo al grano. El médico me miró, pero Felix chasqueó los dedos bruscamente para llamar su atención— Soy el hermano de Jisung. Está bien hablar conmigo, dile Mark.—Asentí débilmente a Felix, aliviado de tener al pequeño omega mandón allí para ayudar a llevar la carga.
—Le estaba explicando al Sr. Lee que tu hermano tiene desprendimiento de la placenta. Eso sucede cuando la plac...
—Olvídate de todo eso. Voy a investigarlo más tarde —Felix interrumpió— Díganos lo que vas a hacer al respecto.
—Oh, eso es simple. —El doctor dijo con evidente alivio— Vamos a hacerle a Jisung una cesárea. —Miró de Felix a mí— Uno de ustedes puede estar en la habitación, si lo desean. Lo estamos preparando ahora. —Se refirió a la estación de enfermería— Sólo vayan con una de las enfermeras y les ayudarán a cambiarse, nos vemos allí.
Miré a Felix, perdido en cuanto a lo que tenía que hacer. Felix me miró y se puso a sí mismo en mi cara. Empujé las ganas de encogerme del pequeño mandón jovencito mientras me miraba hacia arriba a los ojos.
—Escucha aquí, Mark. Sé que estás acojonado en este momento. Y eso está bien. Yo también. ¿Pero sabes que? Mierda. Tu. Vas a ser alfa de una puta vez y ponerte los pantalones. Rómpete todo lo que quieras después. ¿Pero ahora? Ahora vas a entrar ahí. Vas a tomar la mano de Jisung, acariciar su cabeza, decirle que es hermoso y toda que otra mierda que necesita escuchar de ti en este momento. Yo lo haría, pero no soy al que necesita en ese lugar. Eres tú. ¿Estás conmigo? ¿Puedes hacer esto por Jisung?
Asentí con la cabeza vacilante, volviendo poco a poco a mí mismo mientras empujaba el miedo a un lado.
—Bueno. Ahora vamos a ver a una enfermera sobre la ropa.
Felix se hizo cargo de las enfermeras, con encanto para que hagan su voluntad. Antes de que lo supiera, llevaba un vestido de papel y los pantalones de cirugía sobre mi ropa. Tenía un cubrebocas sobre la mitad inferior de la cara y estaba siendo llevado a la sala donde tenían a Jisung.
Tan pronto como lo vi, en la mesa con una cortina bloqueando la mitad inferior de la vista, corrí. No hice caso a la vista de ellos se preparaban para cortar en su abdomen, y en su lugar le cogí la mano. Lo miré a los ojos, nublados por el dolor y el miedo. Todos a la vez, mis propios miedos desaparecieron y fueron reemplazados por una necesidad primordial de proteger y consolar a mi compañero.
Me incliné y toqué mi frente con la suya.
—Está bien bebe. Sé que este no es el plan de parto que esperábamos. ¿Pero sabes que? Cosas pasan, ¿verdad? Ahora que acabo de llegar, relájate y mantén la calma mientras el médico da a luz al bebé. ¿No suena mejor que quince horas de trabajo?
