𝟏𝟎 "𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐞𝐬𝐭á𝐧 𝐚𝐡í"

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No vuelvo, no porque me haya perdido, si no porque trato de arreglarme 

Estamos en el aeropuerto, realmente creo que me siento mejor por haber solucionado las cosas, su vuelo esta a punto de despegar, me despido de todos y con lagrimas en los ojos los veo irse

Al llegar a casa noto que George está arreglado, nos comenta que tiene una cita con Layla, lo que no nos sorprende, le deseamos suerte y se va con una sonrisa en el rostro, Emma esta en su habitación, yo voy a la cocina y empiezo a preparar macarons, es la primera vez que los hago y estoy nerviosa, Carlos se ríe de mi un poco, pero me anima a continuar, luego le entra una llamada, me avisa que Dean sigue muy adolorido por los golpes, me dice que ira a verlo, me invita, pero me niego

—Si notas que está muy mal llévalo al hospital y me llamas—aconsejo

Ya casi están los macarons, luego recuerdo que si Layla esta de cita con George, lo más probable es que Jerome este solo, subo a mi habitación y salgo al balcón, me da mucho frio y también considero que pueda estar con Ivo o que simplemente, no este, pero supongo que de cualquier manera no pierdo nada intentándolo

Agarro la nieve, la haga bola, la aviento y logro que esta estampe con su ventanal, tiro una de nuevo cuando noto que el sale, la bola de nieve estampa directamente con su cara, me llevo mis dos manos a la boca, veo como la nieve resbala y el se mantiene inmóvil

Me da una mirada como si quisiera matarme, mientras su cara se pone roja—¿Acaso quieres matarme?, de nuevo—reclama mientras alza una ceja

—No seas exagerado—río—¿Tienes planes? —El no responde—No seas idiota, te espero

Entro de nuevo a mi habitación, me quito los guantes y el enorme abrigo y bajo a la cocina, empiezo a preparar el café y lo visualizo—No creí necesario tocar, perdón

—Así esta mejor—le indico que se siente y así lo hace, llevo todo y veo como el agarra el macaron y le da una mordida, lo miro fijamente

—¿Están envenenados? —pregunta indiferente

Tuerzo los ojos—Si—hago una pequeña pausa— Es la primera vez que los hago, dime que tal

—Bueno, no he muerto—el pone una sonrisa—Es una broma, están buenos— bebo café, el vuelve a hablar—¿Puedo preguntar porque tu papá no vino?

Me pongo seria—Ya lo hiciste—el me mira—Mucho trabajo

—Ah si, esa también me lo decían a mí, o "No puedo", "mejor otro día", si me preguntas, mi favorita siempre fue "Para que me querías ahí"

Creo que es mi momento de formular una pregunta incomoda—¿Fue difícil?... Cuando se fue

El bebe café—No, que el saliera por la puerta, con sus maletas y sin mirar atrás, sin mirarme a mí, fue lo mejor que me pudo a ver pasado en la vida, porque fue ahí cuando a mis 8 años deje de esperar algo de alguien, el que nos dejara, significaba que ya no me iba a presionar para jugar hockey, que ya no lo vería coquetear con otras madres cuando me iba a recoger al colegio, el que ya no me gritara cuando me equivocaba, el ya no tener esperanzas de que el estuviera a mi lado y siempre terminar decepcionado, el dejar ese sentimiento de quererlo hacer todo para que me voltease a ver

—¿Y qué fue lo malo?

—Ver a mi madre rogarle que se quedara, el ver a mi madre tomar o llorar hasta que dormía, a veces me ocultaba en mi closet, ponía música y cerraba los ojos, para dejar de escuchar sus sollozos, a los 12 empecé a beber el licor que mamá dejaba en las botellas, ella estaba demasiado borracha como para saber que yo también lo estaba, al día siguiente, ella pensaba que había acabado con el licor, a los 15, ella decidió dejarlo, continuar, me alegre por ella, pero lo peor, era que, ella también me abandonaba, no era adicta al trabajo, es adicta a no estar conmigo—toma otro macaron—Pero como dijiste, a veces es mejor podar el árbol genealógico, bueno, yo ya te conté lo más íntimo de mi vida, nadie lo sabía, ahora, te toca

No somos nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora