Tal Vez Nosotros Si (EN PAUSA)

capítulo ocho

UNA ESTRELLA FUGAZ

Killian

Llegamos a casa y se había oscurecido por pararnos en tiendas mas tiempo de lo planeado.

Me sentía muy orgulloso de haber ayudado a Dalia ya que sería un pecado no aprovechar la voz que tiene. Le veo muchísimo futuro, pero no conseguirá nada si no se lo propone de verdad. Y espero que se tome enserio este nuevo reto.

Al llegar a la habitación agarro mi ropa y neceser para ir a las duchas, necesito un baño de agua caliente para despejar la mente. Sin pensármelo dos veces, me dirijo hacia allí.

Entro en la ducha, dejo que el agua se resbale por mi cuerpo, noto como cada vez se va calentando mas. Me enjabono cada parte de mi cuerpo y recuerdo que aquí mismo conocí a Kevin, mas bien lo escuché por primera vez.

Salgo y me seco todo el cuerpo, cuando ya no queda ni una gota en mi cuerpo me coloco unos pantalones cómodos y una sudadera. Me dirijo hacia la habitación para dejar la ropa y al entrar veo que está vacía, entonces salgo de allí y me dirijo a las escaleras para subir hasta el último piso, abro algunas puertas que se topan en mi camino hasta que llego a mi destino: la puerta de la azotea.

Está vacío y me sorprende ver una especie de sillón en un rincón. Automáticamente voy y me siento para contemplar el cielo.

Desde la azotea, las vistas al cielo se ven impresionantes. Logro ver algunas constelaciones, pero siempre he sido muy malo para identificarlas. Así que opto por relajarme y simplemente disfrutar del paisaje.

Siento como poco a poco me voy perdiendo en mis pensamientos.

Esto de volver a las clases de piano se me va a hacer duro, recuerdo que al principio me gustaba demasiado, y me cegué tanto ante eso que llegué a rechazar muchas otras oportunidades. Cuando ya fui mas mayor, los profesores se centraron mas en mi técnica hasta agobiarme al punto de tener ataques de ansiedad por necesitar su aprobación, sentía que si no conseguía eso no seria nada.

Cuando mis padres se dieron cuenta de eso, me prohibieron repentinamente tocar un piano, cosa que creo que me afectó el doble ya que no tenía con que desestresarme, a parte, los años que me pasé tocando casi no me relacioné con el exterior, lo que significa que mi circulo social no era de lo mas grande. Eso nunca me importó, hasta el día de hoy sigue siendo así, aprendí a depender de mi mismo.

La dependencia emocional sobre alguna persona es algo que me asusta, porque le estás dando la mayor oportunidad de lastimarte h en cualquier momento la línea de seguridad se puede romper y puedes caer al vacío, uno difícil de salir, pero no imposible.

Solo tengo un recuerdo sobre esa situación y con una persona que me dolió perder: mi abuelo.

El y yo éramos inseparables, el siempre me ayudaba a mi y yo a el, en la circunstancia que sea, nos teníamos el uno a el otro. Cuando empecé a tocar el piano el siempre me ayudaba: a entender las notas, colocar los dedos, sentir la música... Hasta el día que ya no aguantó mas y se fue, con una de las estrellas que ahora estoy contemplando. Voló alto, pero me dejó a mi, me dejó solo. En ese momento fue cuando empecé a sentir que el piano era mi única forma de comunicarme con él, pero el obsesionarme con esto salió mas mal de lo esperado.

Hoy ya se manejar mejor la situación, eso no significa que ya no duela, pero quiero volver a hacer lo que me llena, y esta vez con una nueva persona: Dalia.

Como puede ser que en tan poco tiempo le haya agarrado tanto aprecio a una dormilona pelinegra. No logro asimilarlo.

Desde el momento en el que se presentó en la cafetería con tanta seguridad de lo que estaba haciendo, noté algo extraño en mi, algo que hasta el día de hoy no logro descifrar el significado. Pero si sé que ese sentimiento se intensificó cuando escuche su voz al compás de las notas que yo tocaba con el piano. Era como si la canción estuviese hecha para ser cantada por ella,  y eso me llenó por dentro.