𝐇𝐔𝐑𝐓 ||| [ᴛᴀᴋᴇxᴀʟʟ]

16°- No twisted mirages.

"No hay felicidad ni miseria en el mundo; solo existe la comparación de un estado con otro, nada más. El que ha sentido el dolor más profundo puede experimentar la felicidad suprema".

Inui no era alguien de confiar fácilmente, después de la muerte de su hermana todo su mundo se había venido abajo, con sus padres distantes y apenas apareciendo, además de su mejor amigo de entonces solo se mantenía observándolo como el retrato viviente de su hermana.

Años fijos de dolor, de desconfianza y de pensamientos negativos a no ser lo suficientemente bueno, años donde anhelo un líder al cual seguir, para no tener que tomar las decisiones complicadas que en su pasado lo habían arrastrado hasta ahí. Seishu Inui era de aquellos que se rigió en la desconfianza y con la creencia de que realmente no existía nada bueno en el mundo. Y se mantuvo firme a aquello hasta que lo conoció, el chico de mechones rubios que peleo contra su líder de entonces, Shiba, con uñas y dientes hasta derrotarlo.

Inui nunca pudo describir como se sintió en ese momento, embelesado y flechado a la vez, quizás esas eran las palabras exactas que describían aquel momento.

Aquellos pensamientos venían de vez en cuando, durante las noches solitarias, donde solo la compañía era su teléfono celular predispuesto a cualquier llamada o algo parecido, pero en esa ocasión acompañado, junto a Hanagaki, no pudo evitar pensar de nuevo en los tiempos de oro y los que estos significaban para él. La salvación, de un líder que los corrompió más y más, hasta destrozarlos por completo de lo que alguna vez fueron los Black Dragons, consumido por la sombra que dejó el sueño roto de Shinichiro Sano y como intento llenarlo durante mucho tiempo con otras personas. Muchas que estaban presentes ahí, Izana Kurokawa, Taiju Shiba, algunos de los que fueron reclutados para el mando de capitán. Acariciando los cabellos azabaches de aquel ser que lo salvo de solo servir como un perro, que lo quiso como un amigo de verdad.