Esperando a mi madre, observaba a las personas pasar en el centro comercial. Ya estaba aburrida de mirar las redes sociales. A mi lado, se encontraba la tienda de Starbucks, desprendiendo su olor intenso a café, abriéndome el apetito de un pedazo de bizcocho o una galleta con chispas de chocolate.
Bufé, aburrida.
Saliendo de Starbucks salió un hombre elegante, pelo negro, con su café en la mano derecha y su maletín en la izquierda. Hombre de negocios, pensé. Se sentó en frente de la mesa que estaba mirando hacia mí, haciendo un frenético y efímero contacto visual.
Distraída, observé una tienda de gafas desde donde estoy sentada, pensando en que pronto debo hacerme un examen de la vista porque no estoy viendo bien la pizarra del maestro de matemáticas.
Siento miradas en mí.
Me siento observada.
Disimuladamente, decido mirar otra vez al hombre y este me observaba. Ruborizada, me cuestionaba porqué me estaba mirando. ¿Tendré algo en el pelo?, ¿será mi ropa?
Una vez más, decido mirarle y continúa mirando. A este punto, se había convertido en un juego de miradas. Él me miraba y cuando le confrontaba para confirmar que él lo hacía, apartaba la vista. ¿A qué se debía este juego?
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Entre prácticas e ilusiones
RastgeleTodo aquello que llega de forma efímera, se plasma entre papeles y tinta, y termina en Wattpad. "Entre prácticas e ilusiones" es mi taller de edición, donde maximizo mi habilidad literaria para ser una mejor versión y poder pulir mi escritura. Les...