Raiden Figueroa: #1. Jugadas De La Vida

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Mi debilidad siempre han sido el helado, Instagram y las chicas, lo último más que todo, no puedo evitar ir detrás de alguna chica hermosa que me sonría y acepte salir conmigo

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Mi debilidad siempre han sido el helado, Instagram y las chicas, lo último más que todo, no puedo evitar ir detrás de alguna chica hermosa que me sonría y acepte salir conmigo. No es por egocentrismo, pero tengo un don especial con las féminas. Muchas veces sin yo buscarlas ellas vienen a mí y pues por cortesía y ser amable salgo con ellas.

Si claro... Cortesía.

Reprocha mi conciencia.

Bueno lo admito, se me hace difícil decir que no. Es inevitable. Sin embargo; no con todas tengo sexo, sé reconocer a las tóxicas que se arman un cuento de hadas luego de eso y prefiero no surfear esas curvas.

Curvas peligrosas le llamo yo.

Miré a Pamela, tendida en mi cama con lencería negra sumida en su celular sin darme importancia. Sonreí. Me gustaba eso de ella, que después del sexo dejaba de ser su prioridad. Podría tener muchas citas, pero solo con ella me divertía de ese modo. Era la única que cumplía los requisitos: cero tóxica.

Teníamos ese rollo desde que nos conocimos en clase.

—¿Tengo competencia? —le pregunté para sacarle tema mientras me vestía.

Ella me miró con flojera, —¿Qué te importa?

Sonreí por su mala leche.

—Vaya que gruñona estas, por lo visto no hice mi trabajo bien —bromee.

—No es eso, mi madre logra volverme loca —bufo.

—¿Todavía quiere casarte con el italiano?

—Y no sé rendirá tan fácil, dijo que este fin de semana vendría con él a visitarme.

Fue inevitable no reírme, por ser de una familia italiana conservadora era normal que le quisieran buscar un esposo italiano con buenas influencias económicas.

—¿Y para casarte debes ser virgen?, Porque ya no cumples con ese requisito —la molesté y me lanzó una almohada.

—¡Ojalá fuese un impedimento! Así evito casarme con un italiano. Son tan pesados.

—Si sabes que eres una italiana también verdad.

Rodó los ojos, —Naci en Barranquilla, soy de acá.

—Descendencia puede más preciosa y ahora mueve tu hermoso trasero porque vamos tarde a clase.

La apresuré. La conocía bien y primero trataría de solucionar su complicada vida en cueros en la cama, y después se pondría a vestir. No podía darme el lujo de llegar tarde al exámen de hoy, ya faltaba poco para graduarme y quería salir rápido de esto. Un bufete de excelentes abogados me esperaba para defender la humanidad dentro de poco, no fue fácil entrar en la sociedad de esa gente estirada y empoderada, pero tener a un Padre influyente en el comercio,un hermano arquitecto muy reconocido y mis buenas calificaciones habían hecho una gran parte en mi historial.

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