Toco el timbre en casa de mi comadre Desire y espero en el pasillo a qué venga abrir la puerta, anoche me pidió el favor de dejarla en el hospital porque se dañó su auto y no pude negarme, aún cuando me queda a media hora de la empresa y tengo muchas que hacer hoy. Les tengo mucho aprecio a ella y mi compadre que se me dificulta negarles un favor, cosa que con pocas personas hago.
Trato de organizar mi mente por tantos compromisos que tengo que hacer cuando llegue a la empresa, mi papá convocó una reunión con Brenda Solorzano, una diseñadora de modas muy reconocida a nivel nacional que quiere invertir en nuestras telas de forma masiva. La verdad es que su aporte nos ayudará mucho cada mes si se llega a concretar el negocio hoy en mi oficina.
Desire abre la puerta y me sonríe tan animosa como siempre.
—¡Compadre! Ven pasa —me anima y le obedezco—, déjame darle un beso de despedida a mi princesa y ya vuelvo para irnos.
Sonrío porque sé que se refiere a Camilita, que seguramente a esta hora debe estar dormida igual que mi compadre. Veo a Desire perderse por el pasillo y volver a lo poco contenta, porque su misión fue cunplida.
—Listo, podemos irnos.
Salimos del apartamento y caminamos por el pasillo para ir al ascensor, dónde me encuentro a Raiden recostado de la gran puerta de acero mirándome desafiante. Cómo si me estuviese esperando.
¿Que rayos?
—A ti quería verte —dijo y pronto se me abalanzó para agarrar bruscamente el cuello de mi camisa—. ¡Si te vuelves acercar a Liz te vuelvo añicos!
Su amenaza me encendió la cólera y lo empujé lejos de mí con fuerza.
¿Cómo se atreve?
—Para ser el cuñado de Liz la defiendes con mucha pasión no crees —su protección con ella no me parecía sana, se reconocer a un hombre celoso a millas—. Tú no eres nadie para prohibir que la busque cuando quiera.
Vi sus ojos encenderse de rabia y si, estaba muy celoso. Lo sabía, sabía que le gustaba Liz, mi Liz.
—Te lo advierto Aaron, si insistes le diré a mi hermano y él tomara cartas en el asunto.
Amenazó y ladee una sonrisa desafiante.
—¿Y contigo, también tomara cartas en el asunto? —pregunté y noté como arrugó la frente en confusión—, ¿Acaso tú hermano sabe que estás obsesionado en silencio con su esposa?
Bajó la guardia un poco, dándose cuenta que estaba siendo muy obvio. Ya era tarde, lo descubrí.
—Estas equivocado, yo protejo a Liz de ti porque mi hermano no lo sabe —se justificó—, si él supiera que aún la estás acosando te aseguro que estuvieses a millas de ella.
—No le tengo miedo a Raell ni a ti, dejaré en paz a Liz cuando me de la gana —sisee desafiante.
Aunque sé muy bien que no la molestaré más, por amor a ella no por miedo a nadie. Por eso le digo sus cuántas a Raiden en su cara, él no tiene derecho para prohibir nada.
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Arriésgando Todo
Teen Fiction*Raiden Figueroa debe elegir entre dos chicas grandiosas, aunque su corazón casanova quiere tenerlas a ambas. Pero sabe que en cualquier momento deberá decidir con quien quedarse, porque no puede jugar con los sentimientos de ambas. Estará atrapado...