Aaron Villarroel #3: emboscada.

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Entro indignado a mi apartamento Sin poder creer aún lo que ví, es que no me cabe en la cabeza que Julio César le esté siendo infiel a mi comadre, ella no merece eso. Voy a la cocina por agua para ver si así logro tranquilizarme, porque justo ahora lo que quiero es romperle los dientes a ese descarado.

—Aaron por favor ábreme —escucho como toca mi puerta ese vil traidor y lo ignoro bebiendo mi agua.

¿Cómo se atreve a venir? Debe tener mucho coraje al quererme enfrentar justo como estoy.

—¡No te recomiendo que me hables así! —le advierto en un grito.

Sigue insistiendo y con la poca paciencia que me queda voy abrirle, si quiere un ojo morado eso tendrá. Abro la puerta y me lo encuentro con una cara de víctima que me da vergüenza, así son todos los traidores hacen las cosas y después ponen cara de yo no fui.

—Aaron por favor perdóname —suplica en cuanto me ve.

—No es a mí a quien debes decirle eso.

Su cara de pánico me hace enfurecer.

—No puedo decirle a Desire, mi matrimonio se va arruinar.

Me hierve la sangre y lo agarro de la camisa amenazante.

—Eso debiste pensarlo antes de meterte con esa fulana.

Finalizo para no decir otra cosa.

—Compadre por favor no le digas nada, prometo alejarme de esa mujer hoy mismo con tal de no perder mi matrimonio.

Sus súplicas me parecen tan patéticas que quiero romperle los dientes por infeliz.

—¡Eres un cerdo Julio!

—¿Qué pasa aquí? —la voz de Desire se oye a tres puertas de nosotros, justo en su vivienda y suelto a Julio enseguida—. ¿Se están peleando?

—¿Qué?, Claro que no amor —él camina hacia ella, quién nos ve con sospecha.

—¿Entonces por qué se veía como que te iban a dar una paliza?

—Estabamos bromeando —sigue defendiendose y yo sigo teniendo una pelea mental sobre si decir la verdad o callar.

—Quiero que me lo diga Aarón —reta ella.

Los observo y la cara de Julio palidece con temor de que lo deje en evidencia.

—La próxima si va enserio, si me vuelves a robar te parto la cara —decido mentir, quizás ese idiota merece sufrir sus consecuencias pero mi comadre no.

Al menos no hoy.

Entro a mi condominio y le dejo todo ese lío para que lo arregle, ya que le gusta mentir entonces no se la dejaré tan fácil y solo por está vez me quedaré callado, pero otra no se la dejo pasar.

Cansado en todas las formas posibles voy directo a mi habitación para despojarme de todo y darme una ducha, necesito despejar todo mi estrés bajo el agua por un buen rato y esa es la única forma que encuentro al final del día para relajarme. Antes Liz era quien me daba paz pero ahora que no está parece que nunca podré estar bien, hoy cuando la ví supe que es mi gran amor, que si otra chica llega a mi vida no podrá borrar su recuerdo tan fácilmente porque ella es una gran mujer. Otra deberá marcar mi corazón mucho más de que lo hizo mi Liz.

Y lo veo difícil...

Salgo de la ducha y me pongo una ropa cómoda para dormir, hace frío y no me apetece dormir en calzoncillos, pienso en todo el papeleo que me gustaría adelantar para mañana pero el cansancio me puede más y me tiro en mi cama como si mi vida dependiera de ello. Solo quiero bloquear mi mal día con el sueño, rogando de verdad que pueda dormir porque aveces hasta ni eso puedo hacer.

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