Capítulo Cuatro

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Scito et somnium

7:00 AM
 
Felix

Mi rutina ya está hecha, así que termino lo último y salgo.

{...}

—Buenos días —Saludo entrando a la tienda.

—¡Hola lixie!, ¿cómo estás? 

—Bien, Solar, ¿y tú? —Me acerqué a la barra para empezar con mi trabajo "Solar es mi mejor amiga"

—Me alegro lixie, yo amanecí con un dolor de cabeza creo que no fue buena idea aceptarle una cena a Lucas —reprocho.

—Adivino una noche de amigos y el alcohol no faltó

—Exacto y tengo un dolor enorme que siento que vomitare.

—Bueno con tal que no sea en mi lugar es suficiente

—Si yo también me preocupo por ti lixie 

—Es broma —le regalé una pequeña sonrisa —¿ya tomaste algo?

—Sí, pero no ayudo en nada.

—Si sigues peor deberías de ir a casa.

—No creo que pueda, además no hay nadie que se quede en mi turno

—Podría ayudarte en eso.

—Te lo agradezco lixie te aviso

Terminando de hablar  clientes entraron. Fue un día agotador, por el hecho de que había demasiados pedidos que sacar.

Horas Después

—"Fuá" —exclame inflé mis mejillas mientras miraba mi trabajo terminado

—Pensé que nunca terminaría, Tengo hambre, ¿vienes? 

—¿A dónde irás? 

—A la cafetería de la esquina oí que hay nuevos pastelillos

—Bien, en ese caso te acompaño.

En el camino

—Lixie, ¿has ido a ese bar que está ubicado en la gran central?

—Hay varios —la observé mientras sonreía.

—Pero, el más famoso, ¿cómo es que se llama? Lex, Fax, ¿cómo es? 

—¡Lux! —ladeé mi cabeza mientras hacía un mogin.

—Si ese mero, ¿has ido allí?

—Soy el dueño —dije susurrando.

—¡Espera qué! —las personas se nos quedaron viendo por el repentino grito.

—No grites —dije dándole un pequeño empujón —Hay una larga historia. 

—Te metiste con el dueño —esta vez lo susurro acercándose más al chico

—bueno, sí, pero no como tú crees —no sabía si era buena explicación

—¿Entonces?, ¿te casaste con él?

—No, nunca me lo pidió, es difícil de contar

—Vamos lixie dime, sabes que puedes confiar en mí

—Bueno verás el antiguo dueño era...

—¿Era?

—Era mi novio y bueno el tuvo que irse y me dejó como el dueño.

—No puedo creerlo —con la boca abierta, me miraba — Yo también quiero un viejo como novio, así me deja de herencia todo, ¿y por qué terminaron?

Á N G E L   C A Í D O²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora