Amanecer

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La torrencial lluvia hizo que el día fuese más frío de lo común, por lo que, esa mañana, ambos cambia formas se acurrucaran en los cuerpos cálidos de sus alphas.

Alan estaba hecho un pulpo con Donovan, apresando su nuca y caderas con sus extremidades y León se hizo bolita en el pecho de Archer.

Ambos alphas, suspiraron satisfechos.

La felicidad que sentían no podía ser puesta en palabras. Estaban completos, con mitades perfectas que los complementaban en aquellas cosas en las que ellos carecían de habilidad.

León murmuraba entre sueños y se frotaba contra la piel firme y cálida de Archer. Algunas veces murmuraba que tenía hambre y quería bollos de crema o solo ronroneaba el nombre de Archer.

El alpha, en cambio, sentía todo su cuerpo dolorido. Las mordidas y arañazos hechos por León le escocían y le tiraban de la piel.

Archer se estremeció al pensar que todos sus celos serían de ésta manera. Incluso, su pene dolía y ardía. Y es que se había sumergido en una espiral de placer sexual sin pensar en las consecuencias. Su alpha se había dejado seducir por encima del cansancio y le hizo continuar aún cuando sus fuerzas se extinguían, provocando que follara a León hasta caer incosciente.

¡Ah! ¡Pero qué satisfecho se sentía al poder decir a toda voz y con toda convicción que León era suyo!

El zorro dormía plácidamente sobre su pecho lastimado y sus puntiagudas orejas estaban bajas, su cola, entre las piernas de Archer. La respiración de León era pausada y tranquila y sus mejillas y nariz estaban levemente sonrojadas, haciendo que sus hermosas pecas se destacaran aún más.

El cabello rojo estaba desperdigado por todos lados en mechones brillantes y sedosos, por lo que Archer no pudo evitar tocar los mechones con deleite.

—Mmm...—León frotó sus ojos mientras despertaba de su profundo sueño y lo primero que vió fueron los ojos oscuros de su alpha.

—Buenos días—sonrió Archer.

León observó con atención el rostro del hombre frente a él y pensó en su madre. Su sonrisa falsa y preocupada.

Pero ya no más. Le imaginó sonriendo ampliamente.

"Tu hijo es feliz, madre".

Pensó abrazando el torso de su futuro esposo.

—¿Pasa algo?—preguntó Archer confundido.

—Sí, tengo paz. Me das paz.

                                ***

Los siguientes días, ambas parejas volvieron al castillo del duque entre las enlodadas calles. La lluvia era constante y los cultivos se alimentaron de la abundancia de agua.

El Parlamento de guerra se hizo cargo de recoger los cadáveres y ayudar con la reconstrucción de los poblados destruidos por la guerra y la reconstrucción de la frontera.

Poco a poco, Edevane se recuperó de la guerra y el reino de Asier, fue construyendo los cimientos de un nuevo imperio. Axel gobernaba con bondad y tenía súbditos leales que le ayudaban a tomar decisiones importantes.

Una tarde, a principios del verano, Alan recibió la noticia de que que Laura estaba en cinta y envió una misiva diciendo que él y su esposo irían cuando ella diera a luz.

Dilan estaba cada día dependiendo más de Edward y éste, ayudaba a su esposo en cada asunto en que se le necesitara.

Los padres de Alan, estaban ahora viviendo en Asier para ayudar a la reconstrucción del reino y Darius...bueno, trataba de hacer más hijos.

El Esposo del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora