Había mucha sangre. Un charco sin fin de sangre oscura y entre ella, el cuerpo de Alan flotaba. Sin vida.
El duque se levantó sobresaltado palpando la cama desesperado, solo para sentir el cuerpo durmiente de Alan. Su pequeño esposo dormía como hacían meses: pausado, suave y silencioso. Seguía tan hermoso como siempre y Donovan no pudo evitar tocar con suavidad su mejilla.
Donovan estaba aliviado de que Alan no sintiese dolor puesto que sus heridas cicatrizaron sin ningún problema y su cuerpo ahora estaba estable, sin embargo, el sueño de Alan era tan profundo que ni siquiera podía sentir las suaves caricias de su marido, no podía si quiera escuchar su voz. A veces, Donovan se preguntaba si Alan se sentiría tan solo como él, tal vez aún más, debido a que Donovan tenía a toda la familia a su lado, pero Alan estaba sumido en la inconsciencia, solo y frío.
—Me siento tan solo, Alan—susurró Donovan hundiendo su rostro en el cuello de su esposo—Te extraño tanto.
***
Primavera
El invierno pasó como un soplo y pronto, la hierba verde floreció y las magnolias que brotaron junto con los cerezos. Los jardines del castillo parecían una de las acuarelas de Alan, con colores suaves y delicados.
Justo en esos días, Donovan encontró todos los retratos que Alan había pintado mientras él estaba en la guerra. Los trazos eran finos e incluso, Donovan pensó que a los ojos de Alan, él era mucho más hermoso de lo que se percibía. El duque miraba los retratos con profundo respeto pensando en Alan, solo, asustado y añorándolo entre las paredes del castillo. Trataba de imaginar la incertidumbre que reflejaban sus rasgos al pintar o coser.
El llanto de Andrew llamó la atención del duque. La matrona se lo entregó después de comer y lo llevó al invernadero dónde Alan cultivaba sus flores. Donovan, como todos los días después de esa noche, cortó una rosa de Cadogan lastimándose los dedos con las espinas y con Andrew en brazos, puso la rosa en el jarrón lleno de agua, junto con otras rosas a medio marchitar.
—Buenos días, cariño—susurró besando su frente.
***
Verano, Antiguo festival de Lux.
Andrew balbuceaba aún más y su apetito iba en crescendo. Donovan aprendió sus llantos para cuando tenía hambre y para cuando estaba luchando contra el sueño. Muchas veces, la matrona se asustaba cuando Andrew se transformaba en lobo, por lo que Donovan se encargaba de jugar con él en su forma bestial. En forma de lobo, Andrew estaba muchísimo más avanzado, podía incluso, correr detrás de Donovan en el jardín, como bebé, solo sabía balbucear y tratar de comerse los dedos de los pies.
—Ven aquí, lobito—Andrew estaba en su forma de lobo y trataba de lamer el rostro de Donovan con su pequeña y rosada lengua. Su sedosa cola blanca se balanceaba de un lado a otro con emoción y gemía de alegría—Debes aprender a comportarte, ¿Qué harás cuando tú padre despierte y vea que has cavado agujeros en todo el jardín?
Andrew ladeó la cabeza y auyó como si en vez de una reprimenda, Donovan estuviera alabando su trabajo en el jardín. El alpha suspiró y ordenó que prepararan una tina con agua tibia para limpiar toda la tierra pegada al pelaje de su hijo. Después de darle un baño, ambos fueron hasta la cama y tomaron una pequeña siesta cerca de Alan.
***
Verano, Rut.
Eleonor había llegado al castillo con su esposo Darius. Su suegra cuidaría de Andrew en el castillo mientras Donovan tenía su rut en el castillo oculto.
Despedirse del Alan durmiente fue más difícil de lo que pensó. Solo habían pasado un solo rut juntos y sabía, que éste iba a dolerle más que todos los anteriores. Su esposo durmiente no sabía lo que estaba pasando y se mantenía tan sereno como el agua de un lago: imperturbable.
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El Esposo del Duque
RomanceEn un mundo al borde de la guerra, dos hombres de distintos reinos son obligados a casarse para sellar una frágil paz. Pero lo que empieza como un matrimonio de conveniencia se convierte en una pasión ardiente que desafía las leyes y las costumbres...