eleven.

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El comedor se encontraba en completo silencio. Los supervisores mandaban miradas filosas de aviso a los más jóvenes. Wooyoung sintió su estómago revolverse por cómo Hongjoong se había expresado. Como si fuese un crimen. Todos pensaban que ya había acabado pero las dos últimas frases que soltó dejaron a Wooyoung con un mal sabor de boca. —No solo sois niños, sino que sois chicos. Los chicos no pueden salir con chicos.

Por alguna razón, instintivamente Wooyoung giró para ver la reacción de San, aunque este no estaba prestando atención y seguía pinchando con el tenedor la comida. Algo dentro del menor lo hizo sentirse mal por él. Pese a haberle besado sin su consentimiento, se notaba a leguas que había algo que lo tenía inquieto.

—¿Qué cojones?— soltó Soobin indignado. Wooyoung se sorprendió por la expresión que usó, su hermano jamás maldecía pero en esta ocasión tampoco lo culpaba—. Estamos a 2021, ¿cómo puede haber todavía gente homofóbica?

—¿Vosotros ya sabíais esto?— preguntó Wooyoung a sus amigos.

—Nos están ocultando algo— habló Yeonjun antes de que los mayores pudiesen responder.

Empezó un murmullo pero no llegaba a ser molesto. La mayoría de los campistas, especialmente los más jóvenes, estaban confundidos ante la necesidad de Hongjoong de decir eso.

Wooyoung y Soobin crecieron en un hogar donde ser gay no era considerado algo malo, aunque sabían que su madre estaría algo decepcionada si no fuesen heterosexuales.

Wooyoung no tenía problema alguno con los gays y no entendía por qué el campamento lo tenía.

Los ánimos decayeron en toda la habitación y el desayuno acabó siendo una verdadera tortura. La tensión en ese momento era mucho mayor que la de la noche anterior. En ese momento Wooyoung solo quería largarse de ahí, se estaba empezando a agobiar.

Se excusó con los demás y salió hacia las puertas traseras del campamento para poder respirar un poco de aire fresco y tranquilizarse. Soltó suspiro de alivio cuando por fin logró calmarse un poco pero inmediatamente se tensó al oír pisadas tras él.

Era San.

Wooyoung trató de descifrar su expresión y de algún modo parecía más tranquilo que antes. San se paró a su lado durante unos segundos antes de hablar.

—Necesito hablar contigo.

—Pero-

—Es importante, Wooyoung. No debería siquiera hablar de esto pero no puedo más— oír su nombre salir de los labios de San hizo que el estómago de Wooyoung se revolviese. Era la primera vez que lo oía decirlo pero la seriedad con la que lo dijo hizo que no fuese tan especial como él esperaba. Ni siquiera tuvo tiempo de responder cuando ya estaba siendo tirado hacia el árbol que él y sus amigos consideraban especial. Fue entonces que Wooyoung se preguntó si San los espiaba, pues sabía dónde estaba el lugar. San comprobó varias veces que no hubiese nadie alrededor antes de soltar la bomba—. El campamento es peligroso.

Wooyoung parpadeó varias veces en señal de confusión. —¿Qué?

San no se dio cuenta de la expresión escéptica del menor. —He dicho que el puto campamento es peligroso, imbecil. Tienen algo entre manos y es malo. Mucho— San tocó el hombro de Wooyoung—. No es seguro.

—¿Qué está pasando?

—Están abusando de los campistas. De cualquiera que piensen que es gay.

Wooyoung no sabía qué pensar. No podía ser posible que estuviesen haciéndolo sin haber sido aún descubiertos, pero hoy en día es increíble de lo que son capaces las personas. Intentó procesar la información clasificada que estaba recibiendo pero todo parecía demasiado surrealista. —¿Qué?

—¿Puedes dejar de actuar como si fueses tonto? Necesitamos irnos de aquí.

Wooyoung ladeó su cabeza. —¿Necesitamos?

—¡Wooyoung, me cago en la puta!— San cogió a Wooyoung de ambos hombros y lo zarzadeó un par de veces—. Escúchame, necesitamos rescatar a esos niños y largarnos cuanto antes de aquí.

—¡Hey!— se oyó una voz a lo lejos. San inmediatamente retiró sus manos de los hombros de Wooyoung y las metió en sus bolsillos. Seonghwa y Yeosang se acercaron a ambos preocupados por que San estuviese tocando a Wooyoung—. ¿Qué está pasando?

—Nada— farfulló San—. Me voy— se encaminó hacia la cabaña sin intención alguna de despedirse. Wooyoung estaba tan sorprendido por lo que San acababa de decirle que no había repercutido en la presencia de sus amigos.

—¿Hola?— dijo Yeosang a la par que movía su mano por enfrente de su cara.

Wooyoung salió de su estado de sorpresa bastante aturdido. —¿Hmm?

—¿Estás bien?

—Sí, no es nada. Volvamos a la cabaña.

|✨☂️✨|

Ya era de noche y todos se estaban preparando para irse a dormir. Wooyoung necesitaba urgentemente hablar con San pero para eso tenía que pillarlo solo. Yeosang y Seonghwa se dieron cuenta de lo raro que estaba últimamente y no entendían la razón, más la querían saber. Todos allí tenían preguntas.

Una vez dadas las buenas noches cada uno se dirigió hacia su cama. San estaba en la suya pero parecía que ya se había dormido. El aura de misterio que envolvía cada vez más el campamento lo estaba volviendo loco.

Antes de poder siquiera pensar en hablarle a San, las luces de la cabaña se apagaron en señal de que era hora de ir a dormir. Wooyoung suspiró y cerró sus ojos rezando por que el sueño le llegase esa noche.

Alrededor de una hora después escuchó unos molestos golpes en la pared. Wooyoung se levantó instantáneamente de la cama, deduciendo lo que estaba pasando. De repente, San asomó la cabeza por el hueco entre la pared y la litera. —Vámonos— le susurró.

—¿A-ahora?

—Sí, sígueme y no hagas ruido.

San bajó por la escalera de metal que conectaba la litera superior con el suelo y le hizo un gesto a Wooyoung para que lo siguiese. Al llegar hasta la puerta la abrió tras comprobar que no había nadie despierto, dejando pasar primero a Wooyoung y a continuación saliendo él mismo. No era tan tarde así que lo más seguro es que algunos de los supervisores siguieran despiertos, puede que incluso rondando para vigilar las cabañas. Afortunadamente, parecía no haber nadie cerca de la cabaña 6 así que eso les permitió moverse hasta un área más segura. Wooyoung en ese momento podía sentir que el corazón se le salía del pecho debido a lo mucho que le asustaba la sola posibilidad de ser pillados o de que San le hiciese algo a él.

Encontraron un área algo apartada de la zona central y se sentaron, apoyados en la parte trasera de la fachada de la cabaña 6. Allí, todo lo que se llegaba a oír era el sonido de los grillos. Wooyoung jamás se había arrepentido de algo tanto como lo estaba haciendo en ese momento.


Siento no haber actualizado en tiempo, pero es que me he pasado los últimos días leyendo la saga de los Hidalgo

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Siento no haber actualizado en tiempo, pero es que me he pasado los últimos días leyendo la saga de los Hidalgo. Me entendéis, ¿no? 🥺👉🏻👈🏻

Desde aquí mando mucho besitos y abrazos a nuestro querido Wooyoungie para que se mejore lo antes posible 😔😔🖤

– Gracias por leer –

🪐🦋🌻.

Camp ChoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora