twenty-two.

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San no sabía por qué salió volando de la cafetería así, ya que no tenía ni idea de dónde vivía Jongho

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San no sabía por qué salió volando de la cafetería así, ya que no tenía ni idea de dónde vivía Jongho. Dejó plantada a esa pobre chica, pero ese era el menor de sus problemas en ese momento. De hecho, tenía la oportunidad de volver a ver a Wooyoung y tal vez conseguir que cerrasen el campamento de una vez por todas.

Caminó de regreso a la estación de autobuses y se sentó en la marquesina a esperar. Mientras lo hacía, abrió Instagram con la esperanza de encontrar la cuenta de Wooyoung. Iba a ser casi imposible, ya que no tenía amigos en común. Se dio por vencido después de cinco minutos y en su lugar fue a Twitter.

Escribió Jung Wooyoung en la barra de búsqueda y fue el primer perfil que le apareció.

Era evidente que ya no estaba activo dado que su última publicación era de 2018. Tuvo tanta curiosidad que se desplazó hasta el final de su página donde estaba su primer tuit.

Jung Wooyoung: ¡mi bestie jongho y yo os hemos creado nuevos perfiles! ¡Seguidnos! Choi Jongho

Bingo.

El perfil de Jongho era más alternativo, lo que significa que podías ver casi de todo. San buscó entre sus fotos y trató de encontrar a alguien que se pareciera a su madre. Mierda, se sentía como un acosador.

Después de buscar por lo que le pareció una eternidad, encontró una foto familiar de él con su madre. San memorizó el nombre de su madre y lo escribió en Internet. Debajo apareció un sitio web que vinculaba su dirección. Sonrió para sí mismo. Pan comido.

(N/A: no estoy a favor de esto, es muy espeluznante, pero San necesita llegar hasta su hombre)

La suerte de San siguió cuando el autobús llegó justo cuando obtuvo la dirección. Se sentó en el mismo asiento que la última vez y miró por la ventana hasta su destino.

Solo un idiota intentaría hacer algo tan estúpido como lo que iba a hacer, pero al parecer idiota era la definición de Choi San. Llegados a este punto, haría cualquier cosa para acabar con ese campamento, y no quería pensar en qué era exactamente cualquier cosa.

Su estómago comenzó a revolverse conforme más se acercaba a, supuestamente, la casa de Jongho.

El autobús se detuvo en la parada y San se tomó un segundo para calmar sus nervios antes de bajarse y caminar hacia la casa. Observó los números hasta que vio el mismo que coincidía con el de su teléfono.

Se recompuso por un momento y se permitió parecer lo más cautivador posible para que Jongho no se resistiera a sus encantos y le cerrara la puerta en la cara. San era muy consciente de lo atractivo que era y no dudaba en sacarle partido, pero su confianza estaba a 0 durante esos días, por lo que no estaba seguro de si iba a funcionar.

Sus nudillos golpearon la puerta de madera tres veces y se situó a una distancia prudencial de ella con las manos a los lados para parecer cortés. Pasaron veinte segundos y la puerta se abrió dejando ver al mismo chico que el de las fotos.

San forzó una sonrisa en su rostro. —¡Hola! ¿Eres Jongho?

Jongho simplemente asintió, sin mostrar mucha emoción. —¿Sí, por qué?

—Soy amigo de Wooyoung. Me dijo que sois mejores amigos, así que pensé que eras mi mejor baza.

La forma en que formuló su frase dejó una expresión confusa en la cara de Jongho. —¿Para qué? ¿Ha pasado algo?

—¿Puedo entrar y explicártelo?

Jongho dudó al principio porque, bueno, ¿quién dejaría entrar a un completo extraño en su casa? Pero después de pensarlo un poco, abrió la puerta y permitió que San entrara. Este murmuró un suave «gracias» antes de hacerlo.

Justo antes de que San pudiera sentarse, Jongho cambió de tono. —¿De qué conoces a Wooyoung?— preguntó con firmeza.

Eso lo tomó por sorpresa. San se aclaró la garganta. —Fui al mismo campamento que él. Éramos...— hizo una pausa por un segundo— amigos...

—Al campamento Choi's le faltan cuatro semanas para acabar, ¿por qué no estás allí?—  Jongho comenzaba a volverse escéptico.

—Soy el hijo de los dueños. Mi nombre es Choi San. Hubo un incidente y me sacaron del campamento antes de tiempo. Sé que probablemente pienses que estoy loco, pero, por favor, escúchame. Wooyoung está en peligro.

Jongho pareció interesado de repente. —¿Qué? ¿A qué te refieres?

Y la siguiente media hora se basó en San explicándole de forma extensa y detallada todo lo que había ocurrido en el campamento desde que habían llegado. Agradeció que Jongho fuese un buen oyente, aunque lo más probable es que solo se preocupara por Wooyoung.

A Jongho le tomó un rato procesar la extraña trama de la película de terror que le acababan de contar. —Tu familia está pirada— fue todo lo que salió de su boca.

San frunció los labios. —Lo sé. Es por eso que te pido, por favor, que me ayudes a acabar con el campamento. Te lo ruego. Me pondré de rodillas si hace falta— cayó al suelo frente a Jongho y levantó las manos—. Por favor.

—¿Cuánto te importa Wooyoung?

No esperaba esa pregunta. —¡Mucho! Me siento fatal por lo que su hermano tuvo que pasar. Quedamos en malos términos y solo quiero disculparme con él y con el resto por todo lo que ha hecho mi familia.

Jongho suspiró. —Te creeré cuando tenga pruebas.

—¿Lo dices en-?— San tiró de su cabello con frustración. Luego recordó el selfie que se hicieron la noche en que todo se vino abajo cuando estaban en la oficina de Hongjoong. Buscó con impaciencia la imagen hasta que finalmente la encontró. —Mira.

Le enseñó la imagen que había sido su fondo de pantalla de bloqueo durante toda una semana después de haberse ido.

—Flipas.

—¡Lo digo en serio! La policía no me creerá si se lo digo yo. Mis padres son amigos de literalmente toda la ciudad, los tienen a todos en el bote. Todos creen que son buenas personas, pero son lo peor y necesito que alguien como tú se lo diga a la policía. Les hará sospechar— San estaba haciendo todo lo posible para evitar estallar en lágrimas.

—¿Me estás diciendo que tuviste tu móvil durante las primeras semanas del campamento y no conseguiste ninguna evidencia de lo que estaban haciendo?— preguntó Jongho.

San gimió de frustración. —Lo hice, pero el personal lo borró y no puedo recuperarlo. Jongho, por favor. Si esto no funciona, volveré al campamento y afrontaré las consecuencias.

Jongho lo observó atentamente, como analizándolo.

Finalmente, habló. —De acuerdo, pero como me meta en problemas te voy acusar a tus padres.

Esa frase hizo que el estómago de San se retorciera, pero no había tiempo para que pensara en eso. Debían ir a comisaría.



¡Chan, chan, chan! ¿Qué pensais que va a pasar?

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¡Chan, chan, chan! ¿Qué pensais que va a pasar?

– Gracias por leer –

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