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Steve se quedó perplejo mirando en silencio unos segundos al alfa frente a él. Tras reaccionar le ofreció tomar al cachorro pues creía que eso era lo que quería, su sorpresa fue el rechazo que recibió en respuesta. Coulson terminó saliendo con el pequeño dormido en sus brazos.

Se acomodó mejor en la camilla, gruñendo ligeramente mientras lo hacía por el dolor de la cirugía reciente.

-No quieres al cachorro así que dime lo que quieras, aprovecha mientras mi cuerpo sigue eliminando las drogas- Seguía medio adormilado por el exceso de anestesia que usaron en él.

-Si quiero ver al cachorro, pero no me acercaré a él por ahora hasta saber que tengo. Pero yo quiero hablarte- Miró directamente a eso bellos ojos azules- Steve yo te amo y quiero todo contigo.- Lo dijo pues no tenía sentido guardarse eso en el pecho.- Antes de la pelea yo tenía planeado pedir tu mano, así nos casariamos y criariamos a nuestro hijo juntos- A parto la vista del rubio, de pronto la pared era más interesante, viendo la pared continúo hablando- Se que ya no es posible pero... Si no puedo estar contigo, quiero estar para mi bebé, porque si, decidí que quiero convivir y criar a mi pequeño accidente. Porque es nuestro.- Se acercó lo suficiente para tomar la mano del rubio. Para su sorpresa el omega no la apartó.

Había escuchado es silencio cada palabra del castaño, quizás fue por su estado, pero el aroma de Helm lo tenía totalmente calmado. Su corazón latió con fuerza cuando el Barón tomó su mano.

-¿Te infiltraste a Shield solo para decirme ésto?- Medio sonrió.

-¿Cómo sabes que me infiltre?- Preguntó ladeando ligeramente su cabeza.

-María y Fury no te ubieran dejado poner un solo pie aquí. Así que solo lo deduje.

-Si, me infiltre para verte. Aunque fallé, Coulson tuvo que sacarme de sus prisiones en el subterráneo. Yo no tenía ganas de volver en realidad, fue obra de Oeznik. Pero no me arrepiento. Sabes me hubiera gustado que fuera diferente, pero no me dejaste explicarte nada.- La herida de no ser escuchado seguía justo en su corazón.

-Ahora tienes todo el tiempo. O al menos hasta que Frederick quiera mi olor nuevamente. Pero antes yo también quiero decirte algo. Te extrañe cada día, pero mi orgullo fue mayor.- Jaló suavemente de la mano al Barón para que se acercara más- Perdóname. Debí dejarte hablar ese día, pero saber que matabas a conciencia me superó, también me mentíste durante bastante tiempo. Me dolió, a mi omega le dolió- Sus feromonas ahora agrias afirman lo triste del hecho.

-¿Puedo sentarme?- El rubio asintió y se acomodó en la orilla de la camilla.- No quería mentir pero si no lo hacía llegaría el momento donde notarías la ausencia de mi celo.

-No lo entiendo ¿Por qué no usar supresores, por qué dañarte así?, te matas y lo sabes.- Llevó su mano hasta el rostro del Alfa, tocando así su barba. Una que jamás vio, pero realmente le agradó, la cara del alfa lucia más sexy de cierta forma.

-Porque odiaba mi celo, me hacía recordarla a ella. Mi lobo la extrañaba, era horrible para mi. Yo tenía que protegerla y fallé. Tenía que protegerlos. Y se que no es del todo mi culpa, ahora lo entiendo, pero el dolor del lazo roto y sentir el vacío en el pecho era desesperante. Esa droga me dió por años la paz que nadie me daba. Hasta que llegaste tú con tu estúpida sonrisa siendo amable y el miedo que llegó a mi pecho fue extrañar la a ella cuando yo quería amarte a ti porque no podía pasar eternamente de luto. Por eso era mejor no tener nada serio contigo, para mi era perfecto. Te amo Steve, y si, debí decírtelo hace meses atrás, mucho antes de nuestro cachorrito.

Acaba de mostrarle al omega la herida más grande que tenía.

Esperaba algo como unas palabras, un "Había otras formas, otras maneras" pero solo logró que Steve lo abrazara mientras lloraba pidiéndole perdón.

El cachorro del capitán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora