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Tras volver al hogar del rubio Zemo se sacó su gabardina y la dejó sobre el sofá para luego ir a la cocina para servirse un té.

Si bien Steve había dicho casi divertido que todo Shield sabría que le abrió las piernas a él, algo seguía produciendole inquietud-¿Enserio no te preocupa que sepan que estuve contigo?- Preguntó sin mirar directamente al Omega.

Él estaba bastante conciente de lo que podrían decir de Steve, y eso le preocupaba. Pues el rubio solía ser atacado y cuestionado solo por su casta.

-Fui un omega que creció entre los 30's y 40's, no hay nada que puedan decirme y que me afecte. Soporté bastante descerebrados a lo largo de mi vida unos cuantos más no harán la gran diferencia.

La vida de Steve fue difícil desde siempre, de niño fueron sus enfermedades y de grande su casta. Antes del suero solía pasar bastante desapercibido lo cuál era una ventaja si se lo preguntaban, pero éste querido anonimato lo perdió al convertirse en el símbolo de América. Los Alfas, Betas y hasta algunos Omegas de alta importancia y que conocían su casta real lo acosaban. Fue manoseado y toqueteado en muchas ocasiones durante eventos y conferencias quedándose obligado a finjir que todo eataba bien. Y de igual manera solía recibir invitaciones subidas de tono o incluso extorsiones de alfas amenazandolo  con difundir su verdadera casta si no se acostaba con ellos. Por suerte Steve aprendió rápido a tratar con todos esos iditas rápido y de manera eficiente.

-Yo en realidad estoy preocupado de tu reputación- Tomó asiento junto al rubio.

-Eso ya dejó de importarme hace tiempo. Además si tanto te preocupaba ¿por qué ingresaste conmigo?

Miró su té unos segundos, casi esperando que este tuviera las respuestas- No lo pensé. Solo quería verlo- Posó su mano enguantada sobre el vientre.

-Tú sin pensar algo ¿Quién lo diría?- Dijo sarcástico.

Ofendido- Yo siempre pienso antes de actuar y cálculo todo...- Viendo el vientre- O al menos casi todo- La pancita abultada y la criatura dentro siempre serían el recordatorio de la primera vez que actuó sin pensar en consecuencias. O más bien el recuerdo de cuando la calentura le ganó.

Esperó que el alfa se terminara su té y lo abrazó. Zemo sentía la respiración sobre su nuca, esta le causaba una sensación eléctrica en su cuerpo.

-Me gusta tu ronroneo- Murmuró Steve.

Esa noche Zemo decidió que podía quedarse a dormir, cosa que al omega no le molestó en absoluto. Incluso de prestó una de sus camisetas al Barón, la cuál obviamente le quedó gigante.

Se acomodó en el nido bajo la atenta mirada del embarazado quién lo veía divertido.

-Te quedó como vestido- Rió

-Tú eres demasiado gigante.

-Corrección, tú eres un alfa demasiado pequeño, tamaño compacto.

Miró fijamente al mayor- ¿Seguro?, porque tus gemidos dicen otra cosa- Sonrió al ver la cara de Steve roja. Había ganado.

Desvío su mirada y procedió a buscar una posición cómoda para dormir (Su obstáculo constante), ya rendido le dirigió la palabra nuevamente al alfa- ¿Te molesta si te abrazo?

-Supongo que no- Steve inmediatamente se abrazó a su cintura, quedándose básicamente posición de cucharita.

Sintió el momento exacto en que el capitán se durmio, intentó darse vuelta para verlo de frente pero los brazos de Steve lo tenían apresado con un fuerte agarre. Rendido de intentar se durmió así...

Los gruñidos y movimientos lo terminaron por despertar- ¿Steve?- El rubio se movía y estaba sudando frío mientras decía palabras que no lograba comprender, lo intentó despertar pero fue en vano, luego de un momento comprendido a quién llamaba Steve. Él buscaba a James.

Su respiración estaba muy agitada y a su lado vio al Barón por alguna razón le tarareaba una canción.

-Intenté despertarte, y no puede- Aclaro para luego comenzar a liberar diminutas dosis de sus feromonas pues solo quería calmar al rubio, no alterarlo.

-Lo siento- Murmuró.

Revivir cada vez que perdió a Bucky era una de sus pesadillas más recurrente, era su eterno recuerdo de las veces que falló.

El cachorro del capitán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora