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Se había ido totalmente confundido, ver a Steve anidar con su ropa realmente le causó una especie de shock.

El rubio hasta el día de ayer había sido algo estable para él, algo que aunque no le prestará atención siempre estaba ahí. ¿Y ahora?

Ya había tenido una familia, no quería otra. Por lo mismo el trato con el capitán había sido perfecto. Pero la perfección había terminado después de tres años.

Pasó toda la tarde en su mansión intentando buscar respuestas, una que no lo incluyera ni lo vinculará como padre del futuro cachorro.

Había sido muy cuidadoso en todos los encuentros, incluso, evitaban encontrarse cuando alguno se encontraba en celo.

-Si está haciendo un nido... son 3 o cuatro meses atrás.... - Murmuró.

Empezó a hacer memoria... Varios insultos en alemán salieron inevitablemente de él al creer saber el "Cuándo" y el "Cómo" del momento en que engendraron el futuro cachorro.

Fue en uno de sus autos. Ir a dejar a dejar a Steve a su departamento se había convertido en algo más. Y como surgió de la nada ninguno traía lo esencial.  Pudieron detenerse, si, pero decidieron seguír. Zemo se convenció a él y a Steve que nada podía salir mal no estaban en celo. Y ahora ese nada puede salir mal iba a tener nombre.

Se frotó la cara con frustración. El cachorro tenía que ser suyo.

Tenía que volver a ir con Steve, necesitaba hablar con el rubio. No podía fingir que nada pasaba y continuar.

Pero Steve no iba querer hablar o verlo porque si. Necesitaba una excusa.

-La gabardina.

El rubio sabía lo importante y el valor sentimental que tenía para él. Era la excusa perfecta.

El cachorro del capitán.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora