P R Ó L O G O

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Día número sesenta y siete de prueba, el virus SMV1 será probado en el sujeto de prueba número ochenta y nueve —habló una mujer sosteniendo con una mano una pequeña grabadora de voz ya qué con la otra sostenía una jeringa.


—¿Segura de querer hacer esto? —cuestionó su compañero ganándose la mirada de la mujer—. Hemos perdido a demasiadas personas y el virus ha sido modificado más de cien veces, eso puede tener consecuencias catastróficas.

—Es necesario. —aseguró su compañera mientras inyectaba el suero en el oxígeno de la persona—. Si logramos que el SMV1 funcione como queremos, el ser humano va a evolucionar y su instinto de supervivencia aumentará.

—De acuerdo. —Su compañero tomo una cámara comenzando a grabar los resultados que daría la prueba—. Prueba uno, sujeto ochenta y nueve.

Pasaron los segundos en los que ambos científicos observaban expectantes al hombre que tenían inmovilizado en la camilla.

Ambos dieron un paso atrás alarmados cuando el hombre comenzó a convulsionar bruscamente, sus extremidades luchaban por ser liberadas de las ataduras, sus gritos se transformaron en rugidos y sangre salió de sus ojos.

—¿Qué está pasando? —El científico observó a su compañera esperando por su respuesta—. Esto no había ocurrido antes.

—Mátalo, ¡MÁTALO! —Ordenó la mujer en medio del desespero y del miedo.

Su compañero tomó el arma qué tenían a su disposición en caso de que alguno de los sujetos de prueba tuviera una mala reacción. Cargó la pequeña pistola y dispuesto a acabar con la vida de aquel pobre hombre fue mordido con fuerza en la muñeca haciéndolo gritar de dolor y soltar el arma.

—¡Maldición! —Maldijo luego de recibir la mordida notando como de ella comenzaban a salir finas hileras de sangre.

La mujer no supo que hacer cuando las venas de su compañero comenzaron a volverse rojas y sus huesos se deformaban dándole una apariencia de garras mientras su cabeza se movía a los lados con fuerza para después soltar un rugido qué la hizo tener la piel de gallina.

Logró reaccionar a tiempo y salió corriendo del laboratorio hacia la sala de comunicaciones, pero un momento antes de que lograra cerrar la puerta recibió una fuerte mordida en su mano lo que ocasionó qué sus ojos se aguaran.

Logró resistir el dolor punzante y cerró la puerta para dirigirse a la sala de comunicaciones, ya tres personas se habían visto perjudicadas por el virus, no iba a dejar que se expandiera.

Una vez llegó tomó el comunicador porque era el medio de cominicacion más rápido que tenía. Lo tomó mientras sentía el frío instalarse en su cuerpo y su vista se tornaba roja.

—Habla la doctora Evans desde el laboratorio central de Vancouver, el virus se ha salido de control, repito, el virus se ha salido de control —Su nariz comenzó a sangrar al igual que sus oídos —. Cierren el labora...

No logró terminar de hablar porque se desplomó sobre el suelo comenzando a convulsionar dando inicio a la caída de la ciudad qué se vería invadida por monstruos.

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Si Sobrevivimos // Finn Wolfhard [✔️] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora