Si Sobrevivimos // Finn Wolfhard [✔️]

12

Isabela Gallagher

Habían pasado algunos minutos desde lo que había pasado, Aidan ya había vuelto a humedecer la sábana mientras yo estaba acostada jugando con mis dedos.

—¿No creen que Finn se está tardando mucho? —preguntó Millie y asentí.

—Ya debe estar por volver —respondió Jaeden.

Me llevé las manos a las mejillas y las sentí demasiado calientes, no creía que la fiebre me hubiera bajado ni un poco, en cambio creía que había aumentado.

—Parece haber empeorado aún más —habló Noah y suspiré pesadamente—. No se ve mejor a como estaba.

Escuché que golpearon la puerta y luego fue abierta así que me apoyé en mis antebrazos para levantarme un poco.

—¿Por qué tardaste tanto? —interrogó Sadie cuando Finn entró—. Parece que podríamos hervir agua sobre la frente de Isabela.

—Tuve que forzar la puerta y también fui por comida —explicó Finn—. Traje un par de cosas para todos.

—La prioridad en este momento es Isabela —habló Millie y se acercó a mí—. Esto es lo que Finn trajo.

Me senté tomando aire, sentía demasiada calor y la cabeza ya me estaba doliendo por eso.

—No se ve nada bien —habló Millie y me sujetó las mejillas con sus manos—. El termómetro.

Cuando se lo dieron me lo colocó bajo la lengua y esperamos a que el tiempo pasará para quitármelo mientras movía mis manos por el colchón.

—Son cuarenta —Tragué saliva por eso, se me estaba friendo el cerebro.

Sentí que me quito la sábana de la frente y puso unos dos dedos sobre mi sien para después apartarlos lentamente.

—Tiene dolor de cabeza —informó mirándolos.

—Maldición —habló Aidan desesperado—. ¿Qué carajo hacemos? No podemos salir ahora y su fiebre va en aumento.

—Desesperarnos no nos va a servir de nada —respondió Sadie aunque también sonaba preocupada.

Tomé aire para luego levantarme con la bolsa en mano y dirigirme al baño.

Entré en este y abrí la bolsa viendo una camiseta de tirantes color blanco y un short qué parecía de pijama del mismo color. Me cambié por esta y después me lavé la cara con el agua que estaba helada.

Me quité la sabana de la cabeza para humedecer la otra vez y me la amarré después de eso.

Guardé mi ropa en la bolsa y después salí del baño volviendo a donde estaban los demás y me recosté en el colchón moviendo los pies esperando que me bajara la fiebre.