Capítulo seis.

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El vestido largo  color rojo recorria todo mi cuerpo, mientras unos zapatos de tacón que me hacía lucir un poco más alta lo acompañaban junto con una mascarilla que lograba cubrir casi todo mi rostro, pero yo no estaba lista.

El color rojo de la venganza era lo único en lo que podía pensar en este momento, el rostro lleno de sangre de mi hermana suplicando que parara, y a la vez refregándome en mi cara que mi hijo le había llamado madre estos años, todo era muy jodido.

—Joder—mascullé.

Odiaba en la persona que me había convertido, pero a la vez sabía que de no ser así jamás habría tenido esta oportunidad de atrapar al hombre que me había jodido de la vida tan cerca, supongo que al final el fin si justificaba los medios.

Suspiré, dentro de unos cinco minutos la Clea y Camerón deberían de aparecerse en este club, no quería entrar después de unos largos años de lágrimas y angustia sin él, lo iba a ver, a él, al hombre que me había enamorado y luego me había desechado como si fuera la peor y más y significante basura. Al hombre al que había pensado y había llamado mi gran amor, el gran amor de mi vida.

Quería vomitar, la bilis se atragantaba por mi boca y mis manos temblaban ligeramente, sabía que Leonardo me había enseñado todo correctamente, a mi ya todo Imperio. Pero de todas maneras no podía evitar sentirme nerviosa, al fin y al cabo yo conocía a Cameron Black.

El amaba a esa mujer que nosotros habíamos secuestrado. La amaba y nadie mas que yo sabía lo que ese hombre era capaz de hacer por ello.

Leonardo me había dejado una serie de instrucciones que no podía romper de ninguna manera, ya que cualquier norma que yo pudiera romper o que yo pudiera no ejecutar de la forma que él deseaba, significaba un instantáneo peligro para mi hijo. Y yo jamás iba a dejarlo a él.

El trato que teníamos con Cameron Black en este momento, era que él iba a dar su firma para permitir el ingreso de la nueva droga que el cartel imperio había estado produciendo en Estados Unidos. Ya que sin la firma suya, todo el dinero que Leonardo había aplicado para ese negocio se iría a la mierda, y junto con él yo también.

Una vez que los papeles estuvieran firmados, y Cameron estuviera 100% seguro que su mujer estaba a salvo y con él, yo podría matarlo. Por fin, después de tantos años y después de tantos planes de venganza podría hacer aquello qué me iba a aliviar todo el dolor que me habían causado. Podría llevarme a mi hijo a cualquier lado, siempre y cuando sea lejos de aquí, y empezaría desde cero.

Y eso es lo que haría.

La cabellera roja de Elizabeth se asomó en el baño, me observó y asintió. Supe que era lo que estaba pasando, Cameron había llegado al club.

temblé ligeramente y ajuste mi vestido, me miré por última vez en el espejo y ajuste del arma que se encontraba apegada mi pierna con una pequeña malla, escondía totalmente por el vestido.Tragué fuerte y seguí a mi compañera de trabajo. El ambiente en el club era uno muy normal, la gente bailaba por doquier y se podía ver una gran cantidad de drogas cuando pasaba cerca de la gente, esto no me sorprendía en lo mas mínimo. Todo era de esta manera ahora.

La música de Adele sonaba fuertemente por todo los parlantes del club que habían escogido para el encuentro, la máscara se aferraba a mi rostro al igual que el de mi compañera y los demás hombres de Leonardo Evans. La mayoría de las personas se encontraba con una de ellas, por lo que era sumamente fácil camuflarse en este momento.

Lo que no era fácil, era camuflar el nerviosismo en mis manos y el nudo que tenía en mi garganta, ese que ardía y escocía. Tenía que ser profesional, pero me estaba costando demasiado.

CRUEL llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora