Capítulo ocho.

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Cameron Black.

Cuatro años atrás.

—Sabes que tienes que usar un nombre original—me susurró Dan, uno de mis hombres de confianza y el primo mayor de los Black.

Luego de la muerte de mi hermano mayor y que me recordase constantemente lo importante que era la familia, yo mismo había decidido contactar a Boran y Dan, puesto que eran los que seguían vivos en la familia. Ahora, Boran era uno de los jefes de la empresa que estábamos formulando, al ser más joven no tenía la experiencia suficiente como Dan, quien ya debía rondar los treinta y ocho años.

Observé por un costado, Julie no estaba cuidando de Cam porque había ido de compras para ayudar a establecernos, ella era su niñera ahora y una de las personas mas cercanas a él.

Y si Cam era feliz, yo también lo era. O lo que se le pareciera.

Después de ella las cosas simplemente no pudieron ser iguales.

—¿Pero todo está listo?

Dan asintió.

—Los permisos internacionales los tienes, todo es cien por ciento legal y la primera fase está casi lista en un lugar secreto en Londres, mientras que en Estados Unidos se están llevando a cabo los planos de la primera etapa en California . Hablé con todos los ejecutivos internacionales y tienes dos reuniones con un empleador de México hoy, necesitan de tu ayuda urgentemente.

—¿Pero...?

—Tus acciones suben cada día y este proyecto nos ayudará a todos a nivel mundial para poder combatir el narcotrafico y los delitos graves contra la humanidad, Cameron. Pero necesitas el nombre de la organización de lo contrario el comité lo elegirá por ti mediante votación.

Suspiré, elegir un nombre para la organización que lo cambiaría todo.

—¿Quizás Cam?

Negó con la cabeza.

—Demasiado básico y es el nombre de tu hijo.

Me apoyé contra la silla y pasé mis manos por mi rostro, no quería que el comité eligiera el nombre de algo que yo había creado, pero no podía pensar en nada más.

—Te juro que no se me ocurre nada.

—¿Quizás el segundo nombre de Cam combinado con el tuyo?

Sonreí, odiaba su segundo nombre.

—Alonso no pega con ningún nombre. Mi mujer lo eligió para él cuando nació.

Dan rió y observó al cielo unos segundos.

— Leah debe de estar furiosa porque nadie dice su segundo nombre.

—Mi suegra le decía de esa forma para evitar decirle Cameron, me odiaba y odiaba que el niño llevara mi nombre—susurré, viendo al niño de un poco más de un año dormir con sus peluches preferidos—. Pero Leah solía corregirle y estar orgullosa que ese fuera su nombre.

Un silencio inundó la habitación. El recuerdo de ella me envolvió por completo y mi estómago se apretó. Yo no había podido protegerla y nunca me lo iba a perdonar, iba a vivir cada segundo de mi vida en un infierno persistente hasta el día que muriera.

—La extrañas.

—Cada segundo—susurré.

Dan tomó los papeles y me los entregó.

CRUEL llDonde viven las historias. Descúbrelo ahora