✦POV: estás demasiado arruinado para comprarle un regalo a tu novia, así que en su lugar le das tu virginidad.
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Llamas a la puerta de abedul, leñosa, mientras te paras pacientemente ante el umbral de Kobeni con una tímida sonrisa dibujada en tus labios.
"¡Voy!" Su voz responde desde el otro lado, en el que endureciste tu postura en un instante para parecer tranquilo y sereno frente a tu novia.
Mirando fijamente a las ventanas de vidrio, observaste fijamente tu reflejo translúcido en la superficie y notaste algunos cabellos sueltos que sobresalían en todo tipo de formas y en todas direcciones. Chasqueaste la lengua molesto y te peinaste los mechones en un intento de hacerte lucir lo suficientemente presentable.
El marco de la puerta de madera se abre y el crujido te corta el medio de arreglarte el cabello. Te detienes y giras para mirar en la dirección para ver finalmente a la persona con la que has estado deseando estar finalmente.
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Allí tu corazón latía fuerte y rápido, engañado por la vista frente a ti.
Kobeni con un vestido negro azabache con volantes y cordones que se extendía justo por encima de sus rodillas, las mangas se ondulaban con cada movimiento suyo que hacía que la adularas de nuevo. Esbozó una pequeña sonrisa al verte ante ella, ya que no tenías palabras. ¿Deberías felicitarla de inmediato? ¿O deberías tratar de hablar sobre el clima? O no, eso es para una pequeña charla.
Separando tus labios, tus orbes aún fijos en su figura, intentas sacar palabras de tu lengua. "B-Buenos días..."
Tartamudeando ante ella, inclina la cabeza confundida, sus cejas ligeramente fruncidas al escuchar tu saludo.
"¿Son las 3 de la tarde?" La pelinegra responde, mientras tú te quedas estupefacto mientras un sólido segundo de quietud envuelve el lugar. Ella procede a negar con la cabeza, "¡Adelante!" y te lleva a su apartamento.
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"Te ves hermosa, Kobeni". Te las arreglas para decir claramente después de tartamudear tantas veces antes, y ella mira hacia otro lado, nerviosa. Un tinte rosa pequeño cubre sus mejillas hasta las orejas, se retuerce internamente por la poca frecuencia con la que recibe ese tipo de cumplido. "Gracias." Ella responde en voz baja, mientras te ríes de su timidez.
Todavía te desconcierta cómo se juntaron, a pesar de no parecer alguien amigable con las personas que conoces por primera vez. Algunos dicen que eres una pareja hecha en el cielo o que una personalidad se divide en dos cuerpos diferentes.
