CAPÍTULO 04

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La vida deja grandes heridas, las cuales pueden cicatrizar o pueden renovar tu dolor a cada nada

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La vida deja grandes heridas, las cuales pueden cicatrizar o pueden renovar tu dolor a cada nada.

Meg.

MEGAN EVANS

Pasamos la mayor parte del tiempo quejándonos de la vida, pero nunca vemos las cosas buenas que esta nos da, detengámonos un segundo y admiremos nuestro alrededor, el cielo es una obra de arte y poder observarlo en una noche estrellada y con una preciosa luna lo es aún más, la vida se trata de eso, de ver más allá de todo, de encontrar magia en los lugares que todos creen comunes.

Por eso, hoy te invito a mirar lo que tienes en frente, a valor a las personas que te rodean, y a descubrir tu propia magia, aprovecha cada momento al lado de los que amas y no te quedes en lo común, mira más allá de todo lo que te quieran mostrar para encontrar lo extraordinario, tienes un universo de posibilidades y cosas por descubrir, vamos, empieza, es ahora o nunca.

Con amor MYS XX.

Cierro la laptop luego de postear en mi blog, esto lo hago cada vez que puedo o más bien cada vez que me inspiró, escribir me desahoga, me libera y me da la tranquilidad y la calma que algunas situaciones me quitan, siempre ha sido una buena forma de escape.

Luego de que Lion me trajo llame a mi madre para decirle que ya no tenía que pasar por mi, ella se disculpó muchas veces por lo que pasó, pero no entiendo por qué lo hacía, nadie sabe cuando se le va a pinchar una llanta, además no podía quejarme.

Me encontraba en mi escritorio viendo por la ventana a ver si lo veía, no puedo creer que me haya traído a casa, casi me mata de un susto por la velocidad, pero estaba bastante agradecida con el, después que se marchó me di cuanta de que se había olvidado de su chaqueta, voltee la cabeza y la vi tendida en mi cama, me acerque y la lleve a mi nariz, olía a el, era un olor bastante suave, no pude evitar pasarla por mis brazos y acurrucarme en mi cama, la calidez que brindaba era relajante, pocos segundos después caí en un sueño profundo.

***

Abro mis ojos con pereza, paso las manos por mi cara y me quedo mirando un zapato para ubicarme, miro el reloj y veo que son casi las siete, tengo que ir a la universidad.

Salgo corriendo hacia el baño, la alarma no sono y recuerdo que mis padres me dijeron que saldrían temprano junto a la abuela, así que, estoy apunto de llegar tarde a mi segundo día de clases, mientras me arreglo pido un Uber, tengo que llegar a tiempo, bajo las escaleras a una velocidad abismal, tomo una manzana y salgo disparada de la casa, cerrando la puerta con llave y lanzándome dentro del auto que ya me esperaba.

Al llegar, los pasillos se encuentran casi vacíos, voy directamente al salón y toco un par de veces, segundos después la puerta es abierta dejándome ver la figura del profesor.

Mi peligro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora