🍁Indecencia

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Una persona insegura. Esa era yo. No era más que una ingenua que, en algún momento de su corta vida, comenzó a pensar en las relaciones amorosas como de un solo par. Como algo que quería realmente. Dejar las aventuras atrás. Tonta. Tenía menos de quince.
Entonces se resaltó en rojo ante mis ojos. Dayana era una mala amiga. Jamás, en el tiempo que fuimos amigas, reproché algún acto suyo como ese día. No me importaba cómo manejaba su vida llena de relaciones casuales en desmedida. No. Así ella se sentía bien.
El problema estuvo en su repentino interés por uno de mis ligues. Axel. El chico más pícaro que hube conocido en mi vida. Divertido, irresponsable y... profundo. Su apariencia decía una cosa, destilaba rebeldía y poco control, en verdad, conmigo demostraba su ser. Era un chico cariñoso y falto de amor filial. No era indiferente.
El tema es que Dayana lo quería para ella. No me negué. La puse a prueba porque sabía, ella estaba cayendo mientras ponía cara de Ángel. Yo la conocía. Lo llegué a hacer más cuando los vi frente al salón siendo felices compartiendo lluvia de adolescencia. Revelándose en medio del pasillo.
No interesó. Al menos no a mí. No como debía. Estaba más enfrascada en su ''traición'' que en la del chico o en cómo me veía de raro la gente a nuestro alrededor. Fue gracioso cuando le dejé de hablar. Ya no éramos dos. Otra vez.
Más chistoso aún, cuando tuvo un novio que estaba enamorado de su nueva amiga, Belly. No lo hice a posta, al inicio no supe de esa relación, pero tampoco retrocedí al saberlo. No quería ser buena para entonces. Él me besó, y yo iría al infierno sin darme cuenta de ello. Le seguí el juego bajo la lluvia mientras nos divisaba uno de mis mejores amigos. Fer, el niño prodigio de mi salón. Un beso indecente e impropio, uno que jamás se repitió.
No cuando mi ego podía ser golpeado por Dayana al descubrirlo y pedir hablar conmigo, solo para dar el visto bueno a mi ''no relación''. Él me agradaba, era mandón y me dedicaba canciones populares desastrosas de letra y contenido casi obsceno. me trataba bien, pero no. Nada de eso quería para mí. No era mi mundo.
La locura acabó para mí. Lo cual era equivalente a la secundaria experimental. Comenzó el empuje de la inocencia -mal vista por los jóvenes- hacia el punto del fondo de mis pensamientos y palabras. Era morir o matar figurativamente. Tenía que ser aceptada a costa de los sentimientos rosa-neón.

Whispers: People Don't Know How It FeelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora