🍃Recuento

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No fue fácil después de todo. Aun quería mi bendito cuento de hadas pero que más daba, no llegaba y yo me estaba pasando la adolescencia sin levantar mi cabeza la pc de casa o del pupitre. Todo gracias a Ernesto, otro prodigio que llegó después. Un bendito ángel dedicado al estudio, al que saqué a bonches nocturnos luego de las tareas.
Ese chico también tenía interés en Belly, antes o después de besarlo, no tengo idea. De ese jamás me arrepentí. Jamás lo haría, era mi deseo autoimpuesto, no porque mi subconsciente plagiara criterios ajenos. También tuve un amorío de casi cuatro años con un profesor, pero eso ocurrió en mis casi veinte. Cuento futuro y revelador en muchas áreas de la madurez y, despertar apetitoso.
Antes de la universidad también viví amores. Malos y buenos, fugaces y duraderos. Conocí a un chico en el malecón, en una pequeña fiesta, pude llamarlo José, mi novio. Ausente, pero novio al final de todo. Se decía modelo, mas yo sabía que trabajaba de camarero y era un vago en las relaciones. También fui parte de una locura efímera. Con el chófer del novio de mi mamá. Yovany, no era lindo, era muy carismático y súper maduro, tenía edad para ello y yo no estaba dispuesta a dejarlo entrar en mi vida. Solo seguirle el juego mientras estuviese cerca para sentirme halagada con sus susurros bajos.
Salí con chicos que conocí en redes locales, uno no me gustó desde la primera cita. Con solo invitarme a un helado y hacerme pagar la mitad sin intentar hacerlo él… ya decía mucho. Además, le escribió a mi mamá para que me convenciera de quedar otra vez, pobre, era un faile absoluto. El último supongo que fue la gota que llegó tarde al vaso. Ángel era perfecto, tenía todo lo que no me gustaba de un chico: era fuerte físicamente, rubio y de manos ásperas; era autoritario, decía mentiras sobre su edad y origen y llamaba a cada hora. Demasiado controlador aún cuando le dije para terminar luego de dos semanas de noviazgo y de vernos dos veces contando la que nos conocimos.
Failes. Uno tras otro. Y yo, buscando aún ese cuento que no llegaba. Tan desesperadamente.
Entonces bailé, salí a todas las fiestas que pude, nada. El príncipe azul no aparecería. Eché raíces en bibliotecas, reuniones estudiantiles y actividades extracurriculares de todo tipo. Nada una vez más. Hasta Leo.

Whispers: People Don't Know How It FeelsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora