Caminó con prisa por San Mungo por segunda vez en el día. Una pequeña bolsa se balancea salvajemente en su mano, conteniendo un pensativo que pensó que debía llevar. Tal vez mostrarle retazos de su vida, buenos y malos, sería más beneficioso que ella compartiendo información de segunda, tercera o incluso cuarta mano. Tal vez, sólo tal vez, si el los viera por sí misma sería capaz de procesar las cosas mucho más fácilmente de lo que lo estaba haciendo actualmente.
Quería ayudarle, de verdad, pero al mismo tiempo quería ayudar a su investigación. Necesitaba hacer algo con su vida, y quería que la gente hablara de ella mucho después de su día de muerte. Qué mejor manera que escribir su nombre en la historia con una investigación innovadora. Claro que se sentía mal por el hecho de estar utilizando a Severus Snape para su propio beneficio personal, pero suponía que en realidad le estaba haciendo un favor... Él no tenía familia conocida y el público no estaba precisamente tropezando para ayudar, así que en esencia, mientras él era su investigación y sujeto de prueba, ella lo estaba ayudando a recuperarse mientras tanto. Una historia que seguía contándose a sí misma para que el gremio no royera sin piedad su psique.
Bien. Sí, le había cogido cierta manía durante el tiempo que había pasado con él y las lágrimas que había derramado sobre su túnica podían delatarla, pero tenía que desahogarse, necesitaba un proverbial hombro sobre el que llorar y él estaba... ahí. Sin pretensiones e incapaz de expresar sus opiniones. Todo lo que ella necesitaba era alguien que pudiera escuchar y no replicar, y él había cumplido perfectamente con los criterios. No sólo lo llenó, sino que lo superó con creces.
Mentiría si dijera que no sentía una pequeña debilidad por ese hombre. Un héroe no reconocido en los días más oscuros. Desinteresado sin medida y el antihéroe que todos necesitaban pero no se dieron cuenta. Así que sí, ella lo admiraba, y apreciaba todo lo que había hecho. Pero también apreciaba una gran oportunidad.
Empujó la puerta de su habitación con fuerza, todavía un poco enfadada por lo ocurrido con Kingsley y un poco irritada consigo misma por haber revelado sus planes. Sin embargo, confiaba en que él no fuera a difundir los chismes desde las torres más altas y sabía que su secreto estaba a salvo con él por ahora. Aunque supuso que quizás parte de él no sería un secreto pronto. Sabía que Severus se recuperaría lo suficiente como para salir del hospital y entonces, ¿a dónde iría? Exactamente. Tendría que hacerse la santa de nuevo y dar un paso al frente. No podía tenerlo corriendo por las calles o viviendo solo. No en su frágil estado... No cuando necesitaba estudiarlo más, utilizarlo en su beneficio. No, tendría que hacerse cargo, vigilarlo de cerca y comenzar el experimento. Forjar una amistad con él y hacer que se sienta a gusto, que no sospeche nada. ¿Fácil? No. ¿Estaba dispuesta a hacerlo por su investigación? Sí.
"¿Qué estás haciendo?" Preguntó severamente al ver que Severus intentaba con todas sus fuerzas ponerse de pie. Se balanceaba hacia adelante y hacia atrás como si tratara de tomar impulso para, con suerte, ponerse de pie. Fue justo en ese momento cuando se dio cuenta de lo frágil y vulnerable que era. Atrás quedaba el hombre estoico e increíblemente fuerte que había llegado a conocer y que, por mucho que no quisiera admitirlo, admiraba. Atrás quedaban los días en los que el hombre imponente se deslizaba por los pasillos sin esfuerzo, con la túnica ondeando por la espalda, lo que aumentaba el encanto y el misterio.
Se detuvo, con los ojos negros y vacíos puestos en ella. "Necesito moverme. Necesito levantarme y tomar aire fresco. Siento como si las paredes se cerraran sobre mí". Se lamentó sólo un poco.
"No creo que estés en condiciones de andar por esta habitación, y mucho menos fuera de ella. No llegarás ni a tres metros de esa puerta". Apretó los labios y apoyó las manos en las caderas.
"Probablemente no, pero la mente está dispuesta y es capaz, sólo que el cuerpo no".
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𝑬𝒍 𝒆𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒑𝒍𝒂𝒄𝒆𝒃𝒐 || 𝑺𝒆𝒗𝒎𝒊𝒐𝒏𝒆
FanfictionHermione Granger siempre ha intentado hacer del mundo un lugar mejor, cuando se entera de que Severus Snape está en San Mungo solo en coma sin que nadie en el mundo se ocupe de él, se encarga de sentarse con él y mostrarle algo de amabilidad. Dijero...