"¡H..Harry!" Hermione tartamudeó al chocar con el ancho pecho del hombre al salir de la puerta de su casa camino de ver a Severus de nuevo. Ni siquiera le había oído entrar por aparición. Su enorme y musculoso cuerpo la hizo sentir como si hubiera chocado de cabeza contra una pared, desequilibrándola, y él la enderezó con facilidad.
"He oído que Snape está despierto". La miró de arriba abajo por un momento: "Lo siento, ¿iba a salir?".
Hermione dio un paso atrás, sosteniendo la puerta abierta permitió que el hombre de pelo ónix entrara, cerrando la puerta muy suavemente detrás de él y lo siguió a la sala de estar. "Estaba pero puede esperar". Una mano despectiva se agitó al aire.
"¿Sabías que Snape estaba despierto?" Reiteró. Los ojos verdes casi se clavaban en ella ahora y casi se sentía como si estuviera en juicio aquí. La conciencia culpable royendo su psique con vigor.
"¿Ah, sí?" Fingió una falsa inocencia. Sentada junto a él en un sofá de dos plazas, agitó sus largos mechones de rizos por encima del hombro, que caían en cascada por su espalda como una cascada de chocolate.
"Mmmm", tarareó. "Al parecer, se ha olvidado de casi todo. No podría ni imaginarme que se despertara de un coma y no recordara nada. Debe ser increíblemente aterrador para él".
Ladeando la cabeza, un solo ojo se entrecerró en su pensamiento. Nunca se lo había planteado así, nunca había pensado que tal vez él estuviera no sólo confundido sino extremadamente aterrorizado por la situación que se le planteaba. El problema con Severus Snape, incluso en su situación actual era que era increíblemente terco y estoico. Podía tener un hipogrifo colgando de la pierna mientras intentaba devorarlo, y se limitaba a agitar una mano y fingir que todo estaba bien en el mundo.
"¿Y dónde has encontrado toda esta información? No ha salido precisamente en el profeta del día". Vio un hilo suelto en el sofá y empezó a jugar con él sin rumbo. Tenía muchas ganas de volver a ver a Severus y no podía anunciar que se dirigía allí. No quería que Harry lo supiera. Al menos, no todavía.
"Kingsley me lo ha dicho".
Mierda. Esto no iba a terminar bien. Si Kingsley se lo había dicho a Harry, ella estaría marchando hacia él y embrujándolo hasta el próximo año.
Toda su conducta cambió. Se puso rígida, con la mandíbula tensa y los ojos vidriosos. Estaba dispuesta a negar o huir y evitar las preguntas a toda costa. De repente, las colinas onduladas más allá de la ventana con marco de madera, con el sol asomando por encima de las colinas, bañándolas con su cálido y dorado resplandor, parecían mucho más emocionantes ahora.
"Ya veo", consiguió murmurar con rigidez.
"¿Estás bien, Hermione?" Una sola mano se posó suavemente sobre su rodilla a modo de consuelo.
"Muy bien", su voz un poco demasiado aguda y forzada para ser tomada en serio.
"¿Hay algo que quieras decirme?". Su voz estaba cargada de acusación mientras ella seguía mirando por la ventana.
"¡Nada en absoluto!" Le espetó con dureza, cruzando los brazos con fuerza sobre el pecho.
"Porque he ido a ver a Snape y..".
Mierda. Mierda. Mierda. Esto no iba a terminar bien.
"¿Y?" Mordió con fuerza.
"Y me dijo que lo habías visitado durante bastante tiempo. ¿Algo que quieras contarme?".
Y ahí estaba. Pues bien.
"¿Por qué fuiste a visitar a Snape?" Ella estaba furiosa. "Nunca te habías preocupado por él, Harry".
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𝑬𝒍 𝒆𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒑𝒍𝒂𝒄𝒆𝒃𝒐 || 𝑺𝒆𝒗𝒎𝒊𝒐𝒏𝒆
FanfictionHermione Granger siempre ha intentado hacer del mundo un lugar mejor, cuando se entera de que Severus Snape está en San Mungo solo en coma sin que nadie en el mundo se ocupe de él, se encarga de sentarse con él y mostrarle algo de amabilidad. Dijero...