Capítulo 13

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William

-Esto es muy aburrido.

-Harry, tienes que tener paciencia.

- ¿Cómo quieres que tenga paciencia? - se cruza de brazos- Nadie nos compra nada.

-Obvio que nadie nos compra nada si ven la cara que tienes, Casper. –le reprocha Madison.

-No soy Casper-le saca la lengua a Madison- ya te dije que no seas resentida. Que sea el mejor jugando al escondite, no significa que tengas que enojarte porque siempre pierdes.

-Él tiene razón, Mads Madi.

- ¡Harry siempre hace trampa!

-Madi, ¿Quién se esconde en la casa de un perro?

-Ella.

-Si van a estar burlándose de mí, entonces me voy. –dice mientras se para irse.

-Harry y yo decimos al mismo tiempo- ¡Madi!

-Ay, ya está bien, me voy a quedar. -vuelve a tomar asiento haciendo puchero.

-¿Tienes diez dólares? –le pregunto a mi amigo.

-Will no tengo, si tuviera, hace rato hubiera ido a gastarlos.

Harry, Madi y yo, queríamos comprarle su pistola de agua al vecino de al lado. Pero Harry y yo sabíamos que, si lo comprábamos junto con Madi, ella iba a ser la primera en usarlo y mojarnos a los dos. ¿Por qué? Simple, nosotros dos siempre dejábamos que Madi haga las cosas primero. A los dos nos enseñaron que primero eran las damas y, por lo tanto, no éramos tan maleducados para poner a la enana de última.

-Harry se acerca a mi oído, para susurrar- La minion tiene los diez dólares.

Gire a verla y en su pequeña mano tenía escondido un billete de diez dólares. Enana tramposa. De seguro fue con mi mamá y ella se los dio.

Pero gracias a dios vino la madre de Harry y quiso comprar una limonada.

Él y yo intercambiamos una mirada. Madison disimuladamente dejo el billete en el pasto, aún lado del puesto de limonada. Mientras Harry ayudaba a Madison a servir la limonada. Yo rápidamente me agaché y recogí el billete y salí corriendo. Después de unos segundos Harry estaba atrás mío.

-¿Lo agarraste?

-No, Harry. Se lo devolví a Madi.

-Jaja, que gracioso. Apúrate que la minion ya se dio cuenta.

Nosotros dos fuimos más rápidos y llegamos al patio del vecino. Menos mal no se demoró mucho en darnos la pistola de agua. Harry la agarró mirándola como si fuera oro al igual que yo. Pero en unos segundos la pistola le fue arrebatada.

- ¡Es mía! -nos dijo Madi sacándonos la lengua mientras corría.

- ¡Oh no tan rápido minion! –dijo Harry mientras la perseguía.

Los iba siguiendo a paso lento, hasta que Harry se detuvo a mi lado y me miró confundido.

- ¡¿Qué haces?!

-Solo grita ardilla. –le hablé calmado.

-Él iba a protestar, pero confió en mí- ¡Una ardilla! ¡Mira, Will! ¡UNA ARDILLA!

El Último AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora