Capítulo 4

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Madison

Ahora mismo me encontraba en el salón de clases de la señorita Sara, mi maestra de matemáticas, digamos que ese curso no era mi fuerte, pero me esforzaba mucho por sacar buenas notas y poder entenderlo. Algo por lo que me caracterizo es por ser muy competitiva, de hecho de no ser por William siempre estaría en el primer lugar, pero siempre hemos peleado por quien es el primero, pero no de molestarnos ni nada de eso, hablo de que nos esforzamos mucho para poder ser los primeros, su fuerte de él son las matemáticas, por dios, es tan hábil para eso, en cambio yo no, me tomo mi tiempo en terminar los ejercicios, él no se demora mucho en hacerlos, lo máximo que se ha demorado ha sido 12 o 13 minutos en resolver un examen, los ejercicios los resuelve en unos minutos.

Desde pequeños hemos sido muy competitivos entre los dos, pero nunca ha afectado nuestra amistad. Para mi mala suerte hoy teníamos un examen sorpresa y como ya dije antes, las matemáticas y yo no nos llevamos muy bien.

La maestra comenzaba a pasar por cada una de las mesas para entregar el examen, por mi lado, estaba muy nerviosa, era un juego de vida o muerte, si reprobaba el examen mis padres me matarían, siempre me he sacado el máximo puntaje en los exámenes, rara vez sacaba menos de lo máximo. Estaba tan nerviosa, que hasta sería capaz de tirarme por la ventana ahora mismo, así que vino mi manía, que es jugar con mis manos, no podía evitar hacer eso cada vez que estaba nerviosa.

-Deja de hacerte eso, te harás daño

-No puedo- lo dije mientras seguí haciendo los mismo, se preguntarán ¿porque Will me dijo que me haría daño?, pues cada vez que hacía eso, solía incrustarme las uñas o pellizcarme la palma de mi mano, hubo una vez en la que llegue a sacarme sangre, por eso Will me dijo que no lo haga, pero es que era inevitable.

Él se sentaba junto a mí, las mesas eran de dos, ósea venían ya juntas, por lo tanto, los asientos estaban juntos. Will me repitió que no lo haga, pero no me importo así que no le hice caso, pero deje de hacerlo en el instante que él puso sus manos sobre las mías. Hubiera quitado mis manos primero, pero él lo hizo antes que yo y comenzó a hacer el examen. No pude evitar no verlo mientras resolvía los ejercicios, pero me di cuenta que ya todos estaban avanzando excepto yo, así que me apresuré y comencé a resolver lo que podía. Lo peor de la clase de matemática era que en los exámenes o prácticas, ella ponía un reloj, que realmente me estresaba, podías oír como sonaba y era realmente estresante, porque cuando se acababa el tiempo este sonaba estruendosamente.

Cuando terminó el tiempo pude ver como todos comenzaron a dejar sus exámenes en la mesa de la maestra excepto Will y yo, él ya lo había entregado hace rato y yo seguía atrapada en los 3 últimos ejercicios. No me quedo otra opción más que entregárselo a la señora amargada, así que ni bien se lo entregue tome mis cosas para poder salir, por el lado de mi mejor amigo, él se encontraba esperándome mientras leí un libro.

-Oye Willy Wonca, apúrate tienes que llegar a tu fábrica de chocolates

-Dame un segundo

-Okey, uno, ya está vámonos

-Mads Madi espérate

-Willy Wonca te espera tu limosina afuera para ir a tu fábrica de chocolates

-Ya déjame guardo el libro

-Por fin

-Bien ahora si vámonos

- ¿Señor Wonca, me daría un chocolate gratis?

-Madi, no hay los chocolates que te gustan

- ¿Cómo sabes?

-Revise la máquina

El Último AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora