Crónicas de un minotauro

¿Qué soy?

Cuando volví a despertar todo estaba muy claro, desafortunadamente, muy claro.

Estaba rodeado de unos monstruos horribles, parecían demonios, tenían cuernos, unos diabólicos cuernos, traté de componerme y...

-¡Hola monstruo dormilón! -de nuevo esa voz chillona, deseé quitarle la cabeza de un solo mandoble pero para cuando lo vi, me dio miedo su cabeza. Me fui de para atrás y gateé mirando hacia arriba, hacia ese monstruo con cuernos.

-¡¿Que eres?! ¡Aléjate! -conseguí gritar y todos los demás monstruos se detuvieron a mirar lo que pasaba, yo estaba muerto del susto y frío como un témpano de hielo.

-Soy un minotauro, del latín «Minotarur» y del griego «Μινόταυρος». Me llamo Sustciol del latín «Sust Scíolus» que quiere decir "sabihondo".

-¡Sust! ¡Deja de decir tonterías! -dijo una voz dulce proveniente de atrás mío-. Lo único que haces es confundirlo.

Ella, parecía diferente a los demás. Parecía ser una minotaura o como fuese que se dijera.

Ruido.

Explosiones.

Minotauros corriendo en todas direcciones, caídas, golpes, y sobre todo: gritos.

-¡Ahí vienen los... -escuché decir a alguien en la lejanía.

Sust y la minotaura salieron corriendo dejándome solo.

Efectivamente, se escuchaban disparos, y gritos humanos.

Al fin, venían a rescatarme.

Pero algo no concordaba, vi a lo lejos a un hombre que apuntaba. ¡¿Qué hacía?! Soy de su bando.

-¡Soy humano! No me maten a mí -grité.

Disparó.

Su bala me dio en una pierna, que suerte tuve pero ¿por qué me disparó? ¿Acaso no se da cuenta que soy humano?

El dolor me hizo estallar en ira. Me levanté de un tirón y emprendí la corrida hacia a donde habían huido los minotauros.

Momentos después los alcancé y posteriormente los humanos dejaron de perseguirnos. Llegamos a un lago, me detuve a tomar agua. Los minotauros también lo hicieron, pero en cuanto incliné mi cabeza al agua... mi pesadilla comenzó.