20.

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—Mi nombre es YeonJun—susurró el niño a su lado, su rostro encharcado por las lágrimas, sus ojos rojos e hinchados, pero aun así, le sonrió tímidamente—. ¿Cuál es el tuyo?

Muñequito abrió la boca, pero no salió sonido alguno porque no lo recordaba.

¿Nombre? ¿Qué era eso?

—Muñequito —murmuró en respuesta, estremeciéndose cuando su voz salió ronca porque llevaba una semana sin hablar.

A Señor Shin no le gustaba que hablara porque estaba rompiendo las reglas, y si rompía las reglas, significaba que iba a ser castigado. Muñequito no quería eso, porque él deseaba ser muy bueno para que así le dieran un premio.

YeonJun frunció el ceño, confundido. Muñequito recordaba que lo habían traído sólo un mes atrás por lo que su entrenamiento era bastante pobre todavía, pero pronto llegaría un momento en el que se rompería por completo.

Todos los juguetes se rompían en algún momento.

—Ese no es un nombre —dijo YeonJun con expresión de reprobación—. ¿Cuál es tu nombre?

Sus labios temblaron cuando quiso volver a hablar, pero gracias a dios no lo hizo, porque Señor Shin entró en ese momento.

El resto de juguetes en el cuarto se quedaron quietos, a la espera de que ocurriera algo, pero Señor Shin caminó hacia YeonJun, agarrándolo del brazo, haciéndolo gritar.

—¿Qué haces molestando a Muñequito, Perrito? —le dijo con voz enfurecida—. ¡Te dije que estaba prohibido!

—¡Duele! —lloró YeonJun, agarrando a Muñequito del brazo también—. ¡Di-dile que no!

Muñequito no reaccionó, su mandíbula endurecida, sus ojos mirando a otra parte.

Resonó otro grito y un golpe seco mientras arrastraba a YeonJunfuera de allí. No. No se llamaba YeonJun, era Perrito. Perrito.

Muñequito repitió aquello durante el resto de las horas.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó Señor Shin más tarde, sosteniendo a Perrito contra la pared, todos los juguetes mirando la escena sin reaccionar. Había rastros de sangre por todo el cuarto.

Ye-YeonJun —balbuceó el niño.

Otro golpe. Otro chillido. Otro llanto. Pero nadie se movió.

Muñequito no reaccionó, porque sabía muy bien lo que ocurriría si lo hacía.

—¿Cuál es tu nombre? —repitió Señor Shin.

Ye-Ye-YeonJun...

"Por favor. Por favor, dale lo que quiere", parecían decir todos los juguetes allí.

Muñequito pensaba eso también desesperadamente.

—¿Cuál es tu nombre?

El juguete lloró.

Se había roto, como todos ellos en algún punto.

Pe-perrito...

Señor Shin abrazó el ensangrentado cuerpo, acurrucándolo contra él, importándole poco la sangre, el dolor, el llanto, y acarició su cabello.

—¿Ves, Perrito? —murmuró Shin—, no era tan difícil. Si eres un Perrito bueno, tendrás muchos premios. Pero si eres malo, no tendré más remedios que castigarte. ¿Cómo hacen los perritos?

𓏲  𝗠𝘂𝗻̃𝗲𝗾𝘂𝗶𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗽𝗼𝗿𝗰𝗲𝗹𝗮𝗻𝗮 ! #𝗦𝘂𝗻𝗴𝗞𝗶 ﹆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora