Lunes 2 de noviembre; 07:15

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Mia llegó a la puerta del colegio e hizo un panorama, repasando lo que les diría a sus amigas. De ninguna manera estaba en sus planes contarles sobre sus aventuras con la codeína o con William. Aún no era el momento de confesarles por lo que había pasado el año anterior, no se sentía tan segura haciéndolo, y tampoco quería que pensaran cualquier cosa al decir que pasó la noche en casa de William. Solos. Siquiera aunque jurara que nada pasó. Porque nada pasó, se repetía una y otra vez a ella misma como si quisiera convencerse. Esa noche nada pasó. Vilde podría ponerse muy triste, podría pensar cualquier cosa y desconfiar de Mia. No quería eso, porque por más loco que pareciera, sí que le caía bien.

Tomó aire. La historia era muy sencilla: se quedó en casa de Borkis hasta la una, muy aburrida y solitaria, cuando Christoffer decidió que era hora de irse. Pero sí, en algún momento, perdió su celular y por eso no habló con ellas en todo el fin de semana. Lo último era verdad. No tenía idea de dónde había quedado su celular.

No subió las escaleras de la entrada y su mentira había caído como telón. Por culpa del mismísimo William.

Se había topado con Noora ni bien bajó del coche de Christoffer; él siguió su camino al volante, hacia el estacionamiento. Ellas se quedaron allí, hablando en lo que se hacía hora de entrar. Noora le había hecho cien preguntas, todas las que Mia había imaginado. Respondió cada una con mucha seguridad. También se enteró que no fue la única que no había contestado los mensajes. Vilde no había dado señales de vida. Nada, remarcando que había estado muy triste por ver a William y Sara en la fiesta. Mia se sintió un poco terrible, queriendo confesar que nada pasó entre William y Sara finalmente, pero no lo hizo. Simplemente negó con los labios apretados. De todas formas, William no tenía interés en Vilde. Decir que no se acostó con Sara no arreglaría nada, y hasta quizás le daría una pizca de esperanza. No querían eso.

De frente, Mia vio a Elise acercándose con una sonrisa ancha, mostrándole una bolsa blanca. Noora se intrigó al ver como la mueca de Mia cambiaba, se había emocionado, y la curiosidad la obligó a girar sobre su hombro.

— ¡Felicidades, número 3! —exclamó, abrazando a Mia por los hombros.

— ¿¡SÍ!?

— ¡Sí!

Noora miraba sonriente a ambas, sin entender de qué hablaban y qué festejaban.

— Bien, debería ir... —señaló el patio— Después le diré a la admin que te agregue al grupo y allí estarán todos los horarios.

— Buenísimo.

— Bye...

Noora y Mia la siguieron con la mirada. Elise se dirigía a saludar con la misma emoción que llevaba a un grupo de chicas de segundo año, su mismo año, cuando Mia se percató de un detalle nada menor que le robó toda la atención. Elise llevaba el buzo de Los Penetrators, en la espalda, dónde estaba el listado de los integrantes del bus, llevaba un nombre marcado en rojo. Borkis... Borkis, el penetrator con el que Elise estuvo en Halloween, lo recordaba porque recordaba haber saludado a ambos al llegar (cuando estaba muy sobria). Aquello la dejó pensando. Curiosa, negó volviendo a tierra cuando Noora chasqueó los dedos frente a sus ojos .

— ¿Qué es eso?

— Oh, el uniforme de vóley. Entré al equipo —alzó los hombros, restándole importancia. Noora hizo una mueca graciosa, ladeando la cabeza.

— ¿Tienes tiempo de respirar? ¿Cuántas cosas haces...?

— Prefiero tener la mente ocupada para que... —fue interrumpida.

— Buen día —le dijo al oído con la voz adormecida, soplándole en el lugar para molestar, haciéndolas sobresaltar a las dos.

Era William, con una sonrisa perezosa, muy abrigado, con los ojos casi cerrados como si siguiera envuelto en sus sábanas. Como si realmente hubiera despertado hacía dos minutos. Probablemente era así. Pasó a saludarlas con besos en las mejillas, muy lento, apoyando una de sus manos en la cintura de Mia para acercarse aun cuando saludó a Noora.

𝐀 𝐁𝐚𝐝 𝐋𝐢𝐚𝐫 | SKAM 》William MagnussonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora