Domingo 29 de noviembre; más tarde

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El hermano de Sana, Elias, tenía que pasar a recogerla por casa de Mia, pero se había retrasado un poco. Solo quedaban Mia y Sana, y como Silje y Viggo habían llegado, ambas subieron a la habitación de Mia.

— Tu habitación es exactamente como la había imaginado —comentó.

— ¿Sí?

— Un caos. Sí —rio.

— En mi desorden, yo me entiendo.

Sana observaba las cosas de Mia, precisamente una foto en la que estaban ella, Chris y William. La despegó del espejo y se la mostró.

— Ese día vimos a los Arctics.

— Algo pasó entre ustedes.

— ¿Eh? —preguntó tan agudo y con tal cara que se delató.

— Entre William y vos —agregó, como si hiciera falta.

Mia la miró en silencio por un momento, mordiéndose las mejillas.

— Sí —soltó mirando a un lado, nerviosa.

A pesar de estar segura, se sorprendió cuando Mia se lo confirmó.

— Fue ese día, de hecho —agregó señalando la foto—. SANA, no lo sabe nadie. Nadie.

— ¿Me veo como alguien que lo postearía?

Mia suspiró, negando.

— Tengo que preguntar... ¿Él era...?

— ¿Mi novio? No. No era William —interrumpió y se rio, llamándole la atención a Sana, que la miró como si estuviera loca—. Podría decir que engañé a mi novio con William. Fue para mi cumpleaños, Chris y William me regalaron la entrada y el pasaje para el concierto de los Arctic Monkeys en Londres.

— Sí que se lo agradeciste... —bromeó.

— Nos quedábamos en la casa del papá de William. Después del concierto, tomamos algo. Chris fue el primero en dormirse. William y yo no teníamos sueño y todavía quedaban botellas de vino. Botellas de vino baratas, que si su papá las veía, nos mataba por asquerosos —se rio, recordándolo—. Era un asco. Estábamos sentados en el suelo, él tocaba la guitarra y cantaba ''Suck it and see'' mientras yo, apoyada contra su brazo, le acercaba la botella de vino a su boca simulando un micrófono.

Sana la escuchaba con atención, pero no podía evitar perderse y curiosear acerca de la sonrisa boba que tenía Mia en cara mientras le relataba esa noche; se reía sola, con la mirada perdida. Finalmente, volvió a Sana. Se mordió el labio inferior y negó.

— Sin querer, torcí la botella y lo manché de vino. Una cosa llevó a la otra y nos terminamos besando.

— ¿En la sala?

— Con Chris durmiendo en el sillón.

— ¡MIA!

— No pasó nada ahí. ¡NO! —exclamó muerta de la risa, ruborizada— Nos estábamos besando, intercambié mi lugar con la guitarra. Sobre él, no imaginamos que iba a pasar, incluso lo analizamos por un momento, lo pensamos —volvió a reírse— pero fue inevitable. Como pudo, y agarrándome, fuimos a la habitación.

— No necesito los detalles.

— No. Lo sé... al otro día, cuando me desperté, él no estaba ahí. Desayunaba con Chris en la cocina porque no había pasado nada, ¿entiendes? Y así siguió, nunca más hablamos de eso ni lo comentamos de ninguna forma.

— Como si nada hubiera pasado.

— Exacto. Nada pasó. Fue un error.

— ¿Segura? —interrogó con una ceja en alto.

Mia subió los hombros.

— Digo, es todo tenso cuando estoy con él. La mayor parte del tiempo. Y... y hoy... me siguió en Instagram, mira.

— ¿Y es raro porque...?

— No lo sé. No me seguía... nunca antes. Nunca.

— Se preocupa por ti, y eso lo hemos notado todas. Pero, indudablemente, tienen una charla pendiente.

— No lo... —la notificación en el celular de Sana llamó la atención de ambas.

Era su hermano. Esperaba en la puerta. 

 Bajando las escaleras, vieron dos cabezas en el sillón y el televisor prendido. Dos cabezas masculinas. Eran Christoffer y William.

— ¿Chris? —preguntó alto, con un tono intranquilo— ¿No fueron a un partido?

— Noup —respondió despreocupado. Sana y Mia se miraron.

— ¿Estuviste aquí todo este tiempo?

— Sep. Pero, tranquila, cuando vi que estabas con tus amigas nos encerramos en mi habitación. No te alteres —respondió con burla, virando los ojos.

El celular de Sana sonó otra vez.

En silencio, pero hablando con muecas, las dos se acercaron a la puerta.

— No creo que hayan escuchado nada. No los escuchamos por el pasillo, y Chris estaría alterado por lo que no pasó.

— Espero que sea así.

— Nos vemos en la escuela.

Mia asintió y se despidió de ella. Tomó aire y volvió a entrar a su casa.

— ¿Por qué no fueron al partido?

— Porque le rompieron el corazón —respondió William.

— Ja. Ja.

— Sí... escuché que Iben terminó contigo —comentó entre risas—. Te lo merecías. Al igual que la paliza que te dio Jonas en las escaleras.

— ¿Eres chismosa? —preguntó algo molesto mientras William y Mia se reían.

Se rieron hasta que cruzaron miradas y Mía giró hacia las escaleras.

— Veremos una película. American Psycho, ¿puedes creer que nunca la vio?

— Sí, lo creo. Chris no tiene cultura de cine.

— ¿Me rompen el corazón y ustedes osan burlarse de mí?

— Ni tú te crees eso. Pero... no, tengo tarea que terminar.

— Ni tú te crees eso —dijeron ambos al unísono.

Después de darse una ducha, de cambiarse y de sacar toda la ropa que estaba sobre su cama, se tiró sobre ésta a scrollear en redes sociales. Una publicación de Instagram llamó su atención. Era una publicación de William. Ella no seguía a William. Se metió a su perfil, y resultó que no solo él la seguía sino que ''ella'' también había aceptado la solicitud. ¡SANAAAAAAAAAAAAAAA!

𝐀 𝐁𝐚𝐝 𝐋𝐢𝐚𝐫 | SKAM 》William MagnussonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora