II | 021

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Me hice el dormido por unos minutos más con la certeza de que Adelheid dejaría de tocar el arpa cuando se diera cuenta de que estaba despierto

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Me hice el dormido por unos minutos más con la certeza de que Adelheid dejaría de tocar el arpa cuando se diera cuenta de que estaba despierto. Pude reconocer que tocaba Une Barque Sur L'océan. No estaba leyendo ninguna partitura y cuando se equivocaba sacudía la cabeza de manera peculiar y corregía la nota de inmediato, murmurando anotaciones silenciosas ante su error. El sonido cambiaba cuando pisaba los pedales del arpa de vez en cuando. Estaba completamente enfocada en tocar las cuerdas metálicas que le dejaban los dedos ampollados, tocaba con la rapidez que ameritaba la canción y movía las manos en el aire para que el sonido se extendiera como tiritas de sonido que jalaban sus dedos fuera de las cuerdas.

Apenas abrí los ojos y me moví levemente, ella se percató que me había despertado y dejo de tocar de inmediato, poniendo las palmas sobre las cuerdas para evitar que siguieran vibrando, le dejó un beso a la parte superior de la columna.

– ¿La arreglaste al fin? – Le pregunté acomodandome el cabello.

– No estaba dañada – Me explicó levantándose de la silla y buscando su vestido de pijama en el suelo – Con el tiempo las cuerdas se deterioran y no dan el mismo sonido, desgasta el material y hace que chille en vez de llorar.

– ¿La vas a mandar afinar? – Me senté sobre la cama y ella me arrojó mi camiseta.

– Ya la afiné – Dijo ella tras ponerse el vestido – Nadie toca mi arpa.

– ¿Y quedó bien afinada? – Le pregunté bromeando y me miró con molestia.

– Siempre lo hace y fin del asunto – Dijo sentandose tambien en la cama, dandome la espalda. Estaba revisando su telefono ansiosa como siempre. Gatee por la cama y me recosté sobre su regazo, como reclamando su atención, ella solo bajó una de sus manos a mi mejilla y me acarició sin siquiera verme.

– ¿Tienes clase hoy? – Le pregunté levantandome y ella hizo lo mismo.

– No – Se acercó a su repisa de música y con maestría sin siquiera buscar sacó un vinilo, retiró el disco del empaque y lo puso en el tocadiscos, levantando la aguja hasta que sonó la canción que quería.

LOVE OF THE DESIRED | arminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora