la relación que se desarrolla entre armin y eros es el amor de los deseados
o en donde armin y eros desarrollan la
relación más deseable posible por texto
pero armin no aguanta no saber quien es su amada
fuera del pseudónimo y rompe las reg...
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No quise regresar en un buen rato.
– Fui a comprar refrescos abajo - Porco dijo regresando con una bolsa de gaseosas. Hitch estaba sentada sobre el sillon, viendo televisión.
– Pensé que te había tragado el elevador - Hitch dijo con el control en la mano – A ver dame un...
– Lo siento - Dije cuando la rubia me miró. Porco se quedó viendo en silencio sin entender y se sentó en el sillón, destapando una botella y tomando.
– ¿Ya regresaste con el refresco? - Adelheid asomó la cabeza por la puerta del baño, envuelta en una bata y con el cabello en una toalla.
– Si, ¿Quieres una? - Porco le preguntó y ella asintió antes de entrar a su cuarto, probablemente para vestirse. En efecto salió del baño con una pijama de seda blanca que tenía perlas en los bordes. La chica se sentó en medio de Porco y Hitch, cruzando las piernas. No me miró ni me dirigió la palabra en ningún momento como era de esperarse.
– Ven - Hitch le dijo haciéndola recostar la cabeza sobre su hombro y con un pañuelo que sacó de una caja que tenía al lado le secó la nariz. Adelheid se pasó la mano por la mejilla y siguió tomando del refresco como si no pasara nada. Tenía el teléfono entre las piernas pero ahora no quería tocarlo.
– Veamos una película de terror - Porco sugirió y ambas chicas asintieron sin hacer escándalo. Porco se levantó a apagar las luces – ¿Y tu que? ¿No vas a ver la película?
– N-No, creo que voy a dormirme ya, estoy cansado -
– ¿¡Como vas a estar cansado!? No tienes 70 años - Porco me dijo insistiendo.
– Déjalo - Hitch dijo con seriedad, algo no tan normal de ella por lo que Porco hizo caso y regresó a sentarse.
Vi que pusieron El Conjuro y me fui al cuarto sin decir nada. Me senté en la cama, en la oscuridad de la noche, pensando en lo que había hecho y las consecuencias que tendría después. No entendía por que me resultaba increíble que hubiera hecho llorar a Adelheid; en mi imaginación ella nunca lloraría por algo así.
