Después de la muerte ||Shinkami||

Ángeles de la muerte

Antes de empezar, quisiera aclarar que todo el conocimiento sobre ángeles de la muerte y los mundos del más allá están basados en mi imaginación, mezclados un poco con algunas historias, series y novelas que vi. No esperen que sea del todo coherente.

También debo a aclarar que se debe tener discreción, debido a que se tocarán temas fuertes, como la muerte, en suicidio, abusos y más :3

Fuera de ello, espero que disfruten la lectura.

La autora les manda abrazos.

Más de 1000 años habían pasado en el reino de Hades, desde que Shinso y Kirishima habían sido proclamados como nuevos ángeles de la muerte. Un castigo largo para aquellos que habían cometido grandes pecados durante su tiempo en la tierra de los vivos, una condena que debían cumplir antes de poder descansar en paz.

Como todas las mañanas ambos miraban a través del gran espejo que conectaba con el reino de los vivos, cada día ellos debían escribir y registrar la muerte de las personas que deberían dejar ese mundo.

—Hoy le toca a Bruce Parker de Estados Unidos y a Viktor Romanov en Rusia— Indicó Shinso con ambas cartas en las manos.

—¿Causas?—Respondió Kiri mientras anotaba lo que su compañero dictaba.

—El primero es un accidente de transito a las 15:19pm

—¿Y el segundo?

—No resistirá la operación de los pulmones que tiene programada para hoy— Respondió su compañero de pelo desaliñado—Regístralo como causa médica y será a las 17:48pm

—Anotado—Exclamo el pelirrojo —Eso significa que hoy no tendremos un día tan ocupado.

—Quieres verlo ¿Verdad?—Preguntó Shinso, refiriéndose a ese joven rubio que llamaba la atención de su compañero.

—Sabes que si...—Los ojos llenos de anhelo de Kirishima siempre convencían al joven ojeroso.

Hacia unos años atrás en Japón, una madre murió al dar a luz a su hijo. Ese día a Kirishima le tocó pasar al mundo de los vivos para acompañar y guiar a esa alma, en su camino al mas allá.

Mientras lo hacía tuvo una interesante conversación con la madre ya fallecida.

Nadie sabía que en ese hospital, en medio de todo el caos por salvar la vida de esa mujer; un alma y un ángel de la muerte tenían una tranquila charla, una charla que estaría grabada en el corazón del pelirrojo.

—Es tiempo de irnos señora Kaminari— indicó el ángel

—Déjame ver por última vez a mi pequeño, por favor— Rogó la madre

Ante la dulce petición de esa mujer, el ángel de la muerte le dió unos cuantos minutos para que ella pueda admirar el rostro de su hijo, antes de partir para siempre.

—Sé que será una gran persona— Musitó la señora con los ojos llenos de lágrimas.

—Debemos irnos.

—Hazme un último favor, jóven— rogó nuevamente la mujer —Yo sé que tú puedes ver todo desde el lugar que vienes ¿verdad?

Kirishima solo se limitó a asentir.

—Podrías protegerlo por mi— las palabras de esa madre estaban llenas de dolor ya que no podría ver crecer a su hijo.

—Eso se me es prohibido— el ángel tenía muy en claro sus limitaciones.

Alargar el tiempo de vida de un humano era algo estrictamente prohibido para ellos. Su trabajo era simplemente anunciar la muerte y acompañar a las almas a ser juzgadas.