Lo prometo

162 33 4
                                    

—No....— Kirishima tenía las cartas en sus manos —él no puede irse, no hoy.

—Kiri... Lo siento mucho pero es su destino.

—¡Prometí a su madre que lo protegería!— El pelirrojo rompió en llanto.

—Sabes que está prohibido interferir con el tiempo de vida de una persona.

—Pero yo...—Kiri tenía los labios muy apretados —Yo lo amo.

El silencio inundó el lugar, Shinso no sabía cómo responder a eso.

Cuando la vida termina las almas tienen que ser juzgadas, si el Ser Supremo aprueba su visita al Paraíso nunca más se volvía a ver a ese espíritu, de no ir al Paraíso acabarían en el Hades dónde volvían a ser juzgados para ver qué castigo merecían.

Kirishima estaba consiente que Kaminari fue una buena persona en vida. Sin duda él iría al paraíso.

—No lo permitiré— Kiri se limpió el rostro —Si él va al Paraíso, nunca más lo veré.

—Si interrumpes su destino el que morirá serás tú. Ese humano no vale la pena— Shinso sabía cuál era el castigo de incumplir las reglas —No volverás a reencarnar... Te reducirás a ser nada.

—Estoy dispuesto a dar todo lo que me queda por él.

Las palabras del ángel pelirrojo atravesaron a su compañero, como si de una espada se tratara.

Shinso había pasado los últimos 1000 años a lado de su amigo, muy pronto ambos cumplirían con su sentencia y podrían al fin poder descansar en paz.

—No permitiré que lo hagas. No cuando estamos tan cerca de poder terminar con este castigo— Dijo, a punto de romper en llanto —Kiri... Tu eres mi único amigo. No sé cómo viví en mi vida pasada, no lo recuerdo. Pero este último milenio contigo, hicieron que este castigo sea menos pesado.

—Lo lamento mucho amigo mío.

Acto seguido Kirishima saltó dentro del espejo para poder trasladarse al reino de los vivos.

"Debo evitar que lo asalten", "debo evitar que entre a ese callejón" repetía en su mente aquel ángel enamorado mientras pensaba en como lograr su cometido.

—¡Adios amigos! Gracias por los regalos— Se despedía el rubio de sus compañeros mientras salía de su facultad.

El destino ya estaba escrito: dar vuelta a la derecha, por el callejón de siempre, para ser interceptado por una pandilla que lo dejarían moribundo después de ser asaltado.

—Pero yo no permitiré eso— el ángel, quitándose el sombrero y mostrando sus grandes alas negras y sus dientes afiliados a esos asaltantes, provocó que ellos huyeran del miedo.
Luego se volvió a colocar el sombrero, logrando así que la vida de aquel muchacho rubio se alargue un poco más, sin que este lo sepa.

Pero no sólo lo salvó, también acabó con su propia existencia. Y así: como la brisa pasajera del otoño se deshace de los dientes de león. O como cenizas que se esparcen después de un funeral... Esa misma tarde, un 29 de junio aquél ángel recibió su castigo, reduciéndose a nada más y nada menos que polvo, un polvo tan fino que no resultaba ser molesto, un polvo que se fue volando y esparciendo por los alrededores.

—Te toca cuidarlo...— Logró decir Kirishima mientras miraba el cielo con sus últimas fuerzas. Él sabía que su compañero lo había visto todo desde ahí arriba y esa era su última voluntad, el último deseo de aquel ángel antes de desaparecer complemente.

—¿Cuidarlo?— Shinso estaba confundido después de oír esas palabras —¡Pero él acabo contigo! Yo te vengare, haré que ese mortal muera de la forma más dolorosa posible. Lo prometo.

Después de la muerte ||Shinkami||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora