Pude protegerte mejor, ratoncita

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Bruno no sabía que estaba haciendo, en un segundo, puede ver el colpaso de Casita desde los árboles, cada cimiento cayendo, recuerdos de la infancia desvaneciéndose mientras el tirón de su pecho le grita que su don se ha ido, pero no piensa en eso, ahora mismo está paralizado mientras escucha a su familia gritar el nombre de Mirabel, suplicando y rogando a pesar del estruendoso ruido de las estructuras cayendo. Todos los gritos se sobreponen, haciendo que su garganta se cierre y sus ojos se llenen de lágrimas cuando la voz de Julieta reina por sobre todas las demás, cada gramo de dolor transmitido en su llamado a Mirabel. Ansiosamente se retuerce las manos, sin saber si debe hacer caso a sus instintos y correr hacia Casita, intentar entrar y sacar a Mirabel de ahí, pero cualquier plan que podría intentar pensar no llega a una ejecución cuando la casa cae.

Hay un silencio abrumador.

Vienen los gritos de Julieta en el silencio que se alzó como una nube de polvo.

Luego sus pies se mueven lentamente en aquella dirección, subiéndose la capucha de su ruana, con el corazón en la garganta mientras se esconde en un pilar sin caer, mirando con lágrimas en sus ojos como su hermana remueve escombros mientras suplica que Mirabel esté bien.

Bruno no tiene fuerzas para tomar un puñado de sal y lanzarlo sobre su hombro porque se siente paralizado y expectante cuando sus cuñados y Luisa remueven el más grande escombro. Después el ex-vidente siente que le fallan las piernas, cayendo de rodillas en el suelo mientras sus manos se aferran al pilar, sus ojos derraman lágrimas mientras observa el cuerpo inerte de Mirabel en el suelo, con un charco de sangre en su cabeza y llena de polvo.

El grito que soltó Julieta lo perseguirá en sus pesadillas.

Bruno comenzó a golpear con sus puños el pilar rítmicamente, sin importarle rasparse los nudillos mientras comenzaba a sollozar a la par con el resto de su familia. Ese fue su último abrazo con su sobrina, ella le pidió salir de Casita porque iba a hacer esto.

Él pudo hacerlo mejor.

Podía haberlo hecho mejor.

Mala suerte Bruno, arrastró a Mirabel a la desgracia, si tan solo hubiera podido protegerla mejor, quizás si hubiera escuchado a esa voz en su cabeza que le gritó que algo malo sucedería, que no dejara ir a Mirabel porque se iría muy lejos de su alcance... Quizás hubieran evitado esto.

El llanto desgarrador de su hermana mayor lo sacó de sus pensamientos, llevándolo a mirar hacia ella abruptamente. Él sabia que sería una mala idea aparecer ahora, que quizás no será bienvenido a sus vidas de nuevo por su familia, pero esa era su hermana llorando con todo el dolor de su corazón, y Bruno no se podía quedar quieto, así que se levantó, Hernando no le teme a nada, ¿no? Entonces tomará el valor de Hernando y se acercará a su hermana, aún si lo rechazan, aún si no lo quisieran cerca y lo odiarán por traerle mala suerte a Mirabel, él estará cerca de su hermana porque se lo debe.

Así que pronto está al lado de Julieta.

Julieta cuando lo mira, no hay resentimiento, no hay enojo o rechazo, en cambio, ella le muestra una expresión destrozada, ella esconde el rostro en su cuello y él de inmediato la envuelve en sus brazos mientras su hermana llora con todo el dolor de su corazón sin poder soltar a Mirabel de sus brazos.

Bruno mira a su sobrina mientras sostiene a Julieta, cada rincón de su rostro lo memoriza, llorando en silencio por el dolor de no haber sido suficiente para protegerla del dolor, por ser tan tonto para creer que la estaba protegiendo al irse... Si tan solo no hubiera tenido tanto miedo a enfrentarse a su madre, si tan solo hubiera hablado con Juli sobre la visión para encontrar alguna forma de resolverlo, quizás ser un frente unido y enfrentar a su madre, a lo mejor esto no hubiera sucedido.

Nunca suficiente [Encanto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora