Lo lamento, mi mimosa

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Isabela pudo haberlo hecho bien, ni siquiera se atreve a decir que podría haberlo hecho mejor, porque al decirlo así, es como si se refiriera que hizo una que otra cosa buena por su hermana en los últimos diez años y que debió ser mejor, pero ese no era el caso, ella debió hacerlo bien desde siempre, hacer lo que una hermana mayor debía hacer y cuidar de su hermana menor.

Isabela es joven, en su vida nunca se ha dicho a sí misma que se equivocó o se ha arrepentido de algo, al menos, en cualquier lado de su vida a excepción de la relación con su hermana menor. Siempre lo reconoció, los errores que cometió, la culpa revolviendo su estómago cuando le gritaba a Mirabel o le decía algún comentario mordaz, incluso aún recuerda la primera vez que arremetió contra Mirabel, la culpa fea y horrible en su estómago, pero la abuela no la corrigió cuando lo hizo, así que Isabela intentó posponerlo, pensando que después lo arreglaría... Pero de pronto se acostumbró a arremeter contra Mirabel, de desahogar sus frustraciones sobre su hermana menor, y Mirabel no se quedó atrás, saliendo de su camino y respondiendo igual de mordaz que ella, fue todo un bucle que no terminaba hasta que lo hizo.

—¿Isa? —el resfriado lloroso de Luisa sacó a Isabela de sus pensamientos, girando la cabeza hacia su hermana, vestida completamente de negro e intentando limpiar su rostro surcado en lágrimas.

Isabela fue conciente de su entorno finalmente, miró más allá de su hermana viendo como sus padres estaban de cuclillas frente a la tumba de Mirabel, su madre llorando en silencio desconsolada mientras su padre la consolaba. Sus tíos estaban ocupados con sus primos que parecían igual de entumecidos que ella misma, Antonio estaba completamente derrotado y dormido contra Pepa. Las personas ya se habían retirado para darle privacidad a la familia, así que aquí estaban, después de un velorio del que no tiene noción, hundidos en el doloroso silencio.

La morena acercó su mano a la mejilla de Luisa, acariciándosela con el pulgar —. Necesito un momento, ¿estarás... bien? —Luisa solo asintió en silencio, apartándose de Isa para acercarse a su tío Bruno, quien le dio unas suaves palmaditas reconfortantes en la espalda.

La mayor de los nietos echo un último vistazo a su familia, sus ojos terminando posados en la lápida... Apartó la mirada abruptamente, alejándose enseguida de ahí, más rápido de lo que podría estar consciente.

Cada paso parecía más pesado que el anterior, cada vez más atascado en el suelo y difícil de mover, estaba siendo agotador, tan agotador que el entumecimiento estaba siendo remplazado por frustración, y pronto se rindió, deteniéndose.

Su mirada se mantuvo en el suelo por unos instantes, observando el final de su vestido negro, era fan del azul oscuro, el negro era discordante en su persona, todo color excepto el rosa lo era, y sin embargo aquí está, usando un color que no creía que usaría en su vida.

El sonido del agua chapoteando la trajo a la realidad, llevándola a mirar abruptamente de donde vino el sonido, y por un instante, todo su cuerpo se paralizó observando el lago. La respiración se le atascó en su garganta, viejos recuerdos flotando en la superficie que amenazaban con asfixiarla.

Cuando era más joven, Isabela adoraba venir a este lugar, fue como un lugar seguro al cuál escapar y ventajosamente no estaba tan lejos de Casita, pero tampoco cerca, así que era divertido perderse en ese lugar. Y cuando Mirabel tenía cuatro años, traía a sus hermanas a ese lugar cuando nadie les prestaba atención (más que Dolores).

Se acercó a la orilla del lago, abandonando sus zapatos lentamente para estar descalza y meter los pies en el agua, sin importar si el final de su vestido resultaba mojado. Observó con atención el centro del lago, observando el reflejo del sol en el agua que fluía en ondas por su propio movimiento. Recuerda vívidamente como siempe jugó con sus hermanas a la orilla del lago, ya que era mucho más profundo mientras más se avanzaba, nunca perdió de vista a sus hermanas en las expediciones y jugaban por horas con el agua.

Nunca suficiente [Encanto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora