Enfermera - JiMo

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— escucha, no tienes porqué hacer esto cada semana para venir aquí

— Necesito una buena excusa para- auh! Espera, cuidado con eso — gruñe la japonesa juntando su mano contra su pecho cuando sintió el agudo ardor en sus nudillos — me dolió mucho

— Ha! Pero no te dolió haber golpeado a Félix, además — tiró con fuerza la mano de Momo para ponerla sobre su muslo de nuevo — porqué crees que tengo éste trabajo? Sé bien lo que hago

Musitó con molestia dejando a la Japonesa regañada y sin ganas de volver a quejarse porqué ambas sabían que volvería ponerla en su lugar.

— como decía — continúo limpiando sus heridas sintiendo como el cuerpo ajeno se tensaba por el dolor pero nunca alejándose de nuevo — primero, no deberías venir aquí como si no fuera nada — ésta vez habló con un tono más bajo, casi un susurró, procurando que su voz no se escape por debajo de la puerta por miedo a que alguien escuche su conversación — si alguien se entera de nuestros encuentros...podrían despedirme o peor — levantó su mirada, sus ojos llenos de miedo atravesaron el pecho de la japonesa la cual sólo tragó saliva y bajó la cabeza con arrepentimiento. Jihyo suspiró, no quería hacerla sentir mal, sólo deseaba cuidar sus acciones debido a que realmente le importa su salud y su relación — hey, no hagas eso. En realidad, me hace muy feliz que quieras venir a verme

— Es que tan pronto salgo de casa, de alguna clase o de la escuela...comienzo a extrañarte — Sube la mirada, ojos brillantes como si fuera un cachorro regañado — me gustaría que pudiéramos pasar más tiempo juntas

El color inundó las mejillas de Jihyo, sonrió inconscientemente y abrazó sin pensar a la chica frente a ella, esa que hacía lo que fuera para lastimarse con tal de ir a verla a la enfermería. No era para nada sano, para nada algo que aprueba o promueve pero la intención era lo que llenaba su corazón a reventar.

— Dios, que voy a hacer contigo — suspiró acariciando con cariño su espalda. 'Es como si fuera una niña pequeña' pensó, aunque en realidad Momo ya no lo era pero siempre le recordaba lo infantil que podía llegar a ser — yo también te extraño, a veces me quedo mirando a la puerta, esperando a que llegues pero si eso significa que llegarás lastimada entonces preferiría esperar hasta el fin de semana o hasta renunciar

— lo siento — murmura verdaderamente arrepentida, acaricia la cintura de la mayor y se remueve en su asiento mientras trata de esconderse en el espacio del cuello y el hombro de Jihyo — no quiero que pierdas tu trabajo por mi culpa, sé que te tomó mucho conseguirlo

— lo sé — se aleja para que sus ojos se encuentren y vuelve a sonreír — por eso quiero cuidar esto

Nunca pensaron que algo como ésto pasaría, quizás en una de las locas fantasías de Momo pero lejos de la realidad, supuestamente. Ahora llevan casi un año de relación, una bastante singular, una joven que trabaja en la enfermería de una escuela para poder mantenerse y una estudiante que se tropezó con sus propios pies para llegar hasta ella.

El universo conspira de formas misteriosas. Y ésta, que no es del todo conveniente se ha vuelto el mejor momento para la vida de ambas.

— son tan idiotas — dice Momo de repente dejando a Jihyo un tanto confundida — porqué simplemente no puedo salir contigo? Somos una pareja cualquiera, solo trabajas aquí y ya no soy una niña — se cruza de brazos y recobra esa imagen adorable que Jihyo ve en ella — es absurdo

— Momorin — llama la mayor — sé que no te gusta, a mi tampoco pero es algo que debemos tener en cuenta. Sabes, no creo que a alguien le agrade demasiado la idea de que la enfermera de la escuela esté coqueteando con los estudiantes

Twice One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora