Capitulo 22

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Mew y Gulf tuvieron dos días intensos mientras duro su celo, solo se levantaban de la cama para asearse y tomar algo de alimentos, menos mal que sus padres habían sido previsivos y habían equipado por completo su nevera con cosas fáciles de preparar para poder comer, además de una reserva del té de la abuela para prevenir el embarazo, junto a la botella había una pequeña nota indicando que debía tomar una taza diaria durante el celo para mantener sus efectos activos.

En esos días la joven pareja había aprendido cada pliegue, cada lunar que decoraba sus pieles, así como los puntos más sensibles y más excitantes que los hacían gemir hasta la locura, cosa de la que se estaba aprovechando en ese momento Mew, su ahora compañero estaba profundamente dormido, el reloj de la mesita de noche marcaba las diez de la mañana, su celo había terminado, era momento de volver a la realidad, debían limpiar su nuevo hogar y hacer acto de presencia en sus casas para que todos corroboraran que estaban bien, además de que debían asistir a una nueva cena con toda la manada en donde orgullosamente mostraría la marca que su omega llevaba, marcándolos como compañeros.

—Vamos dormilón es momento de levantarse—. Le daba besos en su cuello queriendo que su hermoso hombre por fin abriera los ojos, si fuera por él se quedarían en la cama todo el día, pero debían cumplir con sus responsabilidades.

— ¡Nooo déjame dormir un ratito más!—, hablo con voz patosa y adormilada colocando un puchero en sus labios sin siquiera abrir los ojos.

—No podemos amor, hoy tenemos muchas cosas que hacer, debemos ir a visitar a nuestros papás y tenemos que culminar todas las tradiciones que conllevan nuestra unión, debemos hacer público ante todos que somos una pareja marcada, bueno doblemente marcada, yo no espere llevar tu linda marca en mi cuello—. Le dio un beso en la mejilla Mew.

—Yo tampoco espere hacerla... Mis colmillos solo crecieron y tuve la necesidad de marcarte como mío—. Por fin abrió sus ojos y hablaron de lo que había pasado en el primer día de su apareamiento y los días posteriores en donde renovaron sus mordidas.

Y es que en la manada Joncheveevat no se acostumbraba a tener una mordida doble, la tradición era que el alfa marcara a su omega como su pareja y el omega impregnara de su aroma a su compañero para que todos supieran a quien pertenece, no hacía falta una doble mordida, ante los ojos de todos ya eran una pareja enlazada, aunque habían oído que en las manadas del oeste ese era el procedimiento, alfa y omega se daban una mordida para ambos llevar orgullosos su marca, lo que nunca habían oído era que succionaran la sangre que brotaba de la herida, eso había sido algo completamente nuevo para hacer y que debían consultar con la abuela Anthika ya que ella era la que tenía experiencia con esas cosas.

—Sí, fue extraño... pero no importa yo estoy muy feliz de llevar tu marca—. Se posiciono encima de él y le dio un beso en los labios —Con ella demostramos que somos compañeros, que estábamos destinados a estar juntos.

—Sí, tú eres mi principio y mi fin... eres el amor de mi vida—. Regreso el beso el omega abrazándose a su cuello y abriendo sus piernas para que su hombre se acomodara mejor.

Lo que empezó como un beso tierno fue subiendo poco a poco de intensidad, no sé cansaban de tocarse, de amarse, eran unos novatos en las mieles del amor y por ello querían experimentar todo; sus manos comenzaron a recorrer sus cuerpos, Mew se separó un poco y comenzó a bajar sus labios por su cuello demorándose unos minutos en su marca de apareamiento.

Para luego descender hasta su pecho, pero Gulf no estaba teniendo nada de eso, no quería preliminares, lo necesitaba dentro lo más pronto posible —Amor... Para—, gimió sintiendo la lengua del castaño en una de sus tetillas, —No tenemos tiempo para hacerlo lento—. Lo tomo de su rostro y con una mirada le indico lo que quería.

El Destino De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora