Capitulo 34

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Cuando llegaron al campo de batalla vieron que Apiwat Noppakao ya estaba allí, se podía observar una línea definida entre ambos bandos, todos estaban parados, nadie movía ni un músculo y al parecer el hombre aún no se había dado cuenta de que estaba casi rodeado de francotiradores o simplemente no le importaba, pero tenían que darle crédito a la anciana Anthika que les había preparado un tónico que disimulaba su olor.

—Por fin se aparece el cachorro— hablo Apiwat con una sonrisa irónica en sus labios —¿Porque no te rindes de una vez? No es necesario que hagamos ningún derramamiento de sangre, tú y yo sabemos quién saldrá vencedor, solo tienes que verlo con tus propios ojos yo tengo más hombres que tu— prosiguió diciendo con ironía.

—Si estás tan seguro de que vas a ser el vencedor ¿Porque quieres que esto acabe antes de que empiece? — le respondió Mew con voz calmada.

—¡Mocoso insolente! Ya veras que yo voy a ser el vencedor de está batalla, me regodeare cuando vea a tu omega suplicando piedad mientras mis propias manos aprietan su cuello y sus ojos empiecen a ponerse blancos hasta su muerte— esa descripción gráfica hizo que la sangre del joven alfa hirviera de rabia, pero no debía demostrar ninguna emoción, tenía que mantenerse
sereno ante su enemigo.

—Eso ya lo veremos Apiwat, si no te vas a rendir, ni vas a cambiar de parecer creo que ha llegado el momento que terminemos con esto de una vez por todas...

Antes de que pudiera decir algo más, el hombre que tenía enfrente hizo un movimiento con su mano y cinco lobos corrieron en dirección de las manadas del este, solo para ser neutralizados rápidamente por los francotiradores, ese había sido el inicio de la refriega.

Pues los miembros de las tropas del rebelde comenzaron avanzar en busca de sangre, no podían creer que sus números hubiesen disminuido sin todavía haber tenido contacto con el enemigo, uno de ellos era Apiwat que se estaba regañando internamente por no haber estudiado la zona con antelación, debió de haber previsto ese escenario antes de que sucediera, por supuesto que los amantes de los humanos iban a usar tácticas de ese tipo para acabar con ellos, pero ellos no se quedaban atrás en ese campo, igual habían llevado unas cuentas sorpresas para acabar de una vez por todas con los Joncheveevat.

En ese momento en el claro del bosque solo se podían oír el ruido de las balas y del combate cuerpo a cuerpo de los cambia formas que estaban en su forma lobuna, aún no se veía un claro ganador de la batalla, hasta ahora las cosas estaban parejas, estaban luchando con todo lo que tenían.

Y mientras Mew y Gulf se ensuciaban las manos peleando junto a su pueblo, Apiwat Noppakao estaba escondido con Supawit, ellos eran los únicos que no estaban en medio del conflicto, habían encontrado una roca que podía cubrirlos perfectamente y desde allí veían como se estaban desarrollando las cosas, el plan era intervenir cuando lo creyeran necesario, ellos eran los últimos que iban a participar.

Por su parte Gulf estaba empleando a fondo todas las técnicas que Saint les había enseñado, ayudado de su olor a caramelo porque cada vez que uno de los lobos enemigos se le acercaba lo atontaba con este y luego lo golpeaba con todo lo que tenía mandándolo lejos, su intención en todo momento era herirlos lo más que pudiera, pero con el gen de regeneración estaban arriba nuevamente.

Esa era una de las cosas que más le preocupaba esa podía ser una batalla de nunca acabar en donde saldría perdedor el que se cansará primero, por ello Saint le había repetido muchas veces que una vez que golpeara al enemigo se asegurará de que se quedará abajo y la única manera de conseguir eso en un cambia formas era matándolo, pero el no se sentía capaz de llenarse las manos de sangre de esa manera.

Mew si no estaba teniendo contemplaciones, pues el se había hecho de una pistola con varios cartuchos y estaba disparándole a todos lo enemigos que tenia al alcance de ella, no le importaba si terminaba matando a alguno de ellos, su prioridad en ese momento era mantener a salvo a su compañero el cual no había perdido de vista, se sentía orgulloso por la forma que se estaba desenvolviendo en el campo de batalla, estaba haciendo las cosas bien, ni que decir de sus hombres, todos ellos se estaban portando al a la altura de las circunstancias, después se preocuparía por el remordimiento de conciencia por haber perpetrado aquellos actos, estaban en una batalla de supervivencia en donde el mas fuerte seria el vencedor.

El Destino De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora