Llega un momento en nuestra vida en el que culpar a nuestros padres por lo que hacemos o dejamos de hacer, es dejar de crecer.
Qué importante es que los padres les den a sus hijos las armas para salir adelante. Qué real es que no siempre lo hacen. Qué necesario es que un hijo no reproche, ya que los padres no son los culpables. Cuando comprendemos que nuestros padres son personas casi de nuestra misma edad, comprendemos muchas cosas que no comprendíamos antes.
Me imagino que de nuestros padres aprendemos a querer y a expresarnos también, y estoy segura de que nacemos con un pedazo único, con esa parte nuestra que no puede ser contaminada ni aniquilada. Es esa chispa que nos separa al uno del otro y que nos hace brillar. Y eso especial que tenemos y que nunca perdemos, a pesar de la educación y de las vivencias buenas y malas, se va haciendo mucho más grande conforme nos vamos metiendo en lo puro de las cosas. Lo puro en este caso sería lo que pesa en la vida, que no tiene nada que ver con el peso mismo sino con la fuerza de lo esencial, que queda muy lejos de lo material y de los aprendizajes construidos por los que no quieren ver.
Es a la esencia a lo que me refiero.
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Hablando Sola - Dᴀɴɪᴇʟᴀ Rɪᴠᴇʀᴀ Zᴀᴄᴀʀɪᴀs.
RandomLlega un momento en que la razón de vivir encuentra un lugar en nuestra vida y de repente, todo lo que nos confundía empieza a tener sentido: nos vamos dando cuenta de que lo que importa son las cosas que no podemos ver y que las que sí podemos ver...