Capitulo 5

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Jinx estaba en cegada por el sol.

Ya era de día y estaba sola en aquella celda. Suspiro pesadamente mientras se levantaba, se acostó en su cama.

- Jinx soy Vi -. Hablaba su hermana al otro lado de la celda -. He venido para darte un baño.

Ella no se negó camino hacía la celda y se dejo llevar por su hermana, le daba igual todo. 

Dentro de la bañera con agua caliente se dejo mimar por su hermana, dejo que le lavara la cara y la bañara, quería sentirse como una niña.

- Bien, ahora te lavare el pelo -. Jinx se tenso y negó con la cabeza -. Jinx tu pelo está grasiento y necesitas lavártelo.

- No quiero que deshagas las trenzas... por favor.

La última persona que le peino el pelo fue su padre, y ahora lo único que tenía de él era eso. No quería perderlo y necesitaba que nadie le tocara las trenzas, sabía que era un poco tonto apegarse a cosas así pero por le momento lo necesitaba.

- ¿Puedes lavarlo por encima?

Vi no dijo y nada y solo hizo lo que le pidió su hermana. No le iba anegar nada sabiendo como se encontraba ahora mismo su estado mental.

Después de ese baño le dio ropa nueva.

A jinx no le desagradaba la ropa era completamente negra pero sí le era incomodo, ha estado toda su vida con prendas que se ajustaban perfectamente a su cuerpo y ahora estaba con una camisa enorme y pantalones anchos. 

- Ven conmigo. Me han dejado sacarte un rato a la plaza común y así pueda darte el sol -. No entendía eso, ¿Cómo pueden dejarla caminar por ahí? - Dicen que eso te hará bien psicológicamente, no puedes estar encerrada toda la vida.

Jinx quería quejarse y batallar sobre esa decisión pero no encontraba las fuerzas para hacerlo, se dejo llevar y camino detrás de ella.

Antes de salir del lugar le pusieron unas esposas... 'comprensible', pensó.

Todos los niños la señalaban con el dedo mientras gritaban que era una loca, los adultos la miraban con desprecio y ella le gustaba eso. Le gustaba recordar lo que era, y lo que pensaban los demás sobre ella.

Esto solo la ayudaba estar mas decidida de su decisión de morir. 

"Si soy un monstruo debo morir" 

Vi estaba furiosa y con grito los mando a callar a todos. Esto funciono, todos estaban asustados así que se callaron pero las miradas seguían ahí.

Caminaron un rato hasta que Jinx estaba cansada, apenas comía y no tenía la fuerza suficiente para estar caminando mucho tiempo.

- Espérame aquí -. Dijo Vi -. Voy por agua, el lugar donde me estoy quedando no está muy lejos, si alguien viene a por ti corre a la celda.

Se marchó corriendo y Jinx se sentó en el suelo.

Sintió como el viento le hacía temblar un poco, y como sus ojos estaban muy hinchados. Apenas podía abrirlos.

"Jinx"

Se levantó de golpe y busco aquella voz. Sabía de quién era y estaba dispuesta a ir a por él.

"Jinx"

Miro detrás de ella y ahí estaba la espalda de su padre. Lagrimas tentaban por salir y ella empezó a correr. Le daba igual si pasaba por le medió de un mini partido de futbol que hacían los niños.

Solo le buscaba a él.

Cuando estaba por llegar y al fin poder tocarlo algo le jalo del pelo.

- Niña insolente -. Una mujer le miraba con odio -. Por correr en medio de los juegos de los niños has estropeado su diversión y has hecho llorar a mi niño.

El niño lloraba por la rabia de haber perdido y a la madre solo se le ocurrió ir a por Jinx y darle un castigo. Nadie ahí la detuvo porque todos deseaban eso.

La mujer tiraba más de la trenza.

- Deberías ser más sumisa. ¿Acaso no sabes dónde estás?, ¿Acaso no sabes que solo eres una simple moneda de cambio?, Deberías tener más cuidado y no me mires con esa fea cara, gracias a nosotros sigues viva.

Jinx solo sentía odio. Por su culpa había perdido el rastro de su padre.

Empujo a la mujer y se fue de ahí corriendo, aunque ahora no encontraba a su padre le seguiría buscando. 

- Insolente -. La mujer se levanto del suelo y está la agarro de las dos trenzas -. Te enseñare un lección para que me respetes -. Agarro el cuchillo que tenía escondido en la bota y le corto el pelo -. Esto no es nada comparado con lo que te hará el jefe al saber tu insolencia.

Jinx lo sintió. Sintió como su pelo se caía y tocaba el suelo, como su cabeza era más ligera. Miro  abajo y vio su preciada trenza. 

Lo único que le quedaba de su padre lo perdió.

Agarro las dos trenzas y camino hacía la celda en silenció.

Ni siquiera Mylo y Claggor hablaban, porque hasta los fantasmas sabían que Jinx ya estaba más que derrumbada. Ya nada podría animarla o ponerla peor.

Una vez dentro de la celda se encerró y se tumbo en la cama mientras abrazaba a sus trenzas. 

Acaba de perder todo y encima no llegó a ver el rostro de padre. Lagrimas salían de ella y se dejo llevar por la soledad y la tristeza. Lloró hasta que se quedo seca y después decidió dormir para escapara de su realidad, iba a dormir después de mucho tiempo. 

Ekko no sabía que decir.

¿Cómo era posible que su propia gente fuera tan cruel?, hicieron todo un lio por simplemente un juego de niños y encima fueron a él a contarle lo sucedido con orgullo y esperando un premio.

No recibieron un premió pero sí un regaño, y aquella mujer un castigo. De ahora en adelante ella se ocuparía de de recoger toda la basura de su refugió completamente sola.

Vi se echaba la culpa por dejarla sola y no se atrevía ver a su hermana pensando que ahora ella la odiaría aun más. Por eso se lo pidió a Ekko.

Y ahora vemos a Ekko disfrazado otra vez como un guardia para ver su estado.

- ¿Jinx?

No recibió respuesta.

- ¿Hola?

- Hola -. Escuchó su respuesta como un susurro. Ella estaba en la cama completamente sola, y se notaba que recién se acaba de levantar -. ¿Vienes a castigarme?

"¿Qué?"

- He estropeado un juego, así que seguramente Ekko me castigara por alterar la paz.

- No te van a castigar, solo vine a saber como estabas -. Camino hacía la cama y observó lo aferrada que estaba ella a sus trenzas.

- Ya no tengo nada -. Dijo mirando al rostro del guardia que estaba tapado por la mascara que usaba ayer en la noche -. Mi padre antes morir me hizo las trenzas y ahora no están unidas a mí. Se han separado de mi cuerpo como se fue mi padre.

Ekko no sabía que responder. Se sentó en la cama, (dándose cuenta lo incomoda y dura que es) y empezó acariciar el pelo ahora corto de su amiga.

Y eso Jinx lo agradeció. A veces un simple gesto es mejor que mil palabras.

Estoy cansadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora