Al levantarse siente como si su corazón retumbara con suficiente fuerza como para salirse de su pecho, tan fuerte que le duele, inconscientemente apreta la sábana bajo sus dedos con fuerza mientras intenta de alguna manera regular su respiración.
Volvía a soñar con eso, con ese día, con el cementerio, en la mente del chico se había quedado grabado el "avada kedavra" de colagusano, lo puede escuchar con tanta fuerza y claridad como si hubiera sido gritando en su oído, el resplandor verde tal vez tatuado en su cerebro, en sus ojos, de tal forma que está convencido que tendrá pesadillas con esto toda su vida.
Siempre es la misma pesadilla.
Aún puede sentir el cuerpo del chico Hufflepuff debajo suyo, inerte, frío, Harry no sabía mucho de vampiros, no más allá de historias muggles, y un recuerdo distorsionado de la voz de su amiga hablándole al respecto, una vez en los muchos días que llega y empieza a charlar todo lo que ha leído.
Harry Potter no sabía mucho de vampiros, aún así no podía evitar imaginarse que el cuerpo de Ced esa noche estuvo tan frío como el de uno.
En el sueño no solo se repiten los recuerdos de los eventos de forma vivida, sino también los recuerdos de las súplicas que pasaron por la cabeza del niño que vivió:
"Levántate"
"Ced, por favor, muévete "
"Por favor, por favor, por favor"
"Muévete, mierda Cedric, muévete"
" No me dejes, por favor no me dejes"
El elegido puede escuchar su voz, puede oírle invitarle a tomar un jugo de calabaza, puede escuchar con claridad la vez que se presentó, puede recordar con claridad la vez en la que lo defendió en su segundo año cuando todos le creían el heredero de Slytherin, puede oír su risa, una melodía que ahora solo se encuentra en su cerebro, y seguirá a menos que a su brillante amiga se le ocurra una manera de solucionar esto.
" Nunca puedes resolver nada por tu cuenta ¿eh?"
Pero no solo recuerda el momento del ataque, su mente también le tormenta con remembranza del rostro del padre de Cedric, esa cara de desolación y de ojos vacíos, en su cabeza se repite el grito de desconsuelo de Amos.
"¿ Cómo se atreve?"
Con los recuerdos que envuelven al mayor de los Diggory también viene una avalancha de emociones, pena, tristeza, pero sobre todo rabia.
¿Porqué? Se estarán preguntando, pues la verdad es que Harry no tendrá la calificaciones de Granger, pero siempre ha sido bueno con su memoria, la misma razón que le atormenta ahora, y a la vez la misma memoria que le permite recordar conversaciones con Cedric.
"Lo siento, Har, es egoísta de mi parte quejarme de esto contigo, solo...nunca he sido lo suficiente para padre."
Cedric no era mucho de hablar de Amos, no es que no confiara en sus amistades para hablar de su padre, mas bien era que él no se sentía en la facultad de hablar de alguien que ni siquiera conoce, ¿cómo puedes hacerlo?
Aún así, de lo que si podía hablar Cedric era de cómo se sentía, no armaría un juicio de valor él, al menos no lo verbalizaría, pero si de algo tenía derecho a hablar, es como esto le afectaba.
Y Harry siempre estuvo dispuesto a escuchar al chico mayor, al chico que admiraba, con el que le gustaba pasar tiempo y quien considera su amigo, en ese entonces incapaz de reconocer que había algo más ahí.
A diferencia del Hufflepuff, el león de Gryffindor no titubeó al momento de formarse una idea en su cabeza de quien era el padre de su mejor amigo, y con el pasar del tiempo, el señor Diggory no falló en encajar en la imagen mental que Harry construyó de él allá en su segundo año.
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Giratiempos
FanfictionHarry Potter no puede concebir la idea de que Cedric Diggory haya muerto. No incluso cuando el sintió como todo calor había dejado su cuerpo. No lo hace a pesar que vió como no había luz en sus ojos. No lo cree, aunque tenga grabado el resplandor ve...