Prólogo

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Guapo, exitoso, amable, humilde, familiar, gran esposo.
Esas eran las palabras con las que todos solían describir a Carlos Saavedra y a su vida perfecta. El primogénito de una familia especial, un gran ejemplo a seguir, un gran orgullo para todos. Hombre recto, fiel, sin ningún problema.

Desastrosa, pobre, desaliñada, grosera, solitaria, una gran zorra.
Esas eran las palabras con las que todos podían describir a Julia Silva. Hija de familia desestructurada, de vida desastrosa. Mujer destruida, producto de lo más bajo la sociedad. Inservible, llena de problemas.

A primera vista, nadie podría decir que tenían algo en común, de hecho, parecía imposible que llegaran a coincidir alguna vez. Eran como el agua y el aceite, que no se mezclan, no se encuentran. No era lógico, ellos no tenían nada que compartir.

Nada, sin embargo, compartían mucho.

Un pasado corto, pero lleno de amor, promesas, pasión, mentiras, decepciones, confesiones, decepciones, dolor. Dolor que los hizo separarse irremediablemente. Dolor del que intentaron huir con desesperación... hasta que la vida les demostró, como siempre, que tenía otros planes.

¿Tratarían de enmendar los errores y sanar el pasado?

¿Serian capaces de amar otra vez?

¿O seguirían luchando contra los hilos del destino? 

Los hilos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora